Norah Sophia Bolivar
Estudiante de Ciencia Política y Periodismo
Bolivarnorah@gmail.com
Instagram: @nrhsph
Estamos en el mes de la recta final electoral, quisiera estar completamente segura de que no es necesario el recordatorio, pero lamentablemente no es así.
Y como esta es una columna de opinión, me voy a tomar la libertad de compartir cómo he vivido mi segundo proceso electoral. Cabe resaltar, que no estoy compitiendo por ninguna candidatura, y tampoco estoy afiliada a ningún partido. Esta es una mera muestra de rebeldía electoral, frente a un conflicto de severos intereses de unos pocos, porque estoy cansada, como muchos.
Sobre coyuntura y regímenes políticos: que la Santísima Trinidad nos proteja en este proceso electoral 2023. Las mesas, fiscales y papeletas de colores ya nos aguardan… ¿Y la ciudadanía? Cansada de decepciones. Y con total derecho.
No voy a mentir, he estado acompañando a uno de esos políticos centro-progre que tachan de izquierda, pero no vengo a hacer campaña. Quiero expresarme: dentro de este proceso coyuntural he tenido el ¿privilegio? de compartir con personas apolíticas, de aperturar mi horizonte social como estudiante de Ciencia Política de la única universidad pública y cooptada del país. De escuchar y poner de mi parte, para comprender que no todos vivimos en el mismo contexto, con los mismos derechos (aunque la ley diga lo contrario), con el mismo acceso a necesidades básicas, con el mismo privilegio y con la mismas condiciones y oportunidades de desarrollo.
Como mujer, el contexto social de género lo he vivido y lo tengo presente diariamente, pese a ello, me hace falta comprender tanto de la sociedad guatemalteca. Hoy por hoy, aprendo, escucho, empatizo. Pero necesitamos más que esto para construir un verdadero pacto social que pretenda un desarrollo sostenible y de calidad.
Y como les decía, la sociedad está cansada, harta. Aburrida de escuchar promesas vacías, de esperar que hagan algo los políticos de sus comunidades. ¡Ni siquiera el presidente, ni los ministros! Aburrida de implorar ayuda a un sector de la salud pública en malas condiciones, de no encontrar un trabajo que dignifique su saber, de no tener acceso a educación de calidad… de no tener transporte público eficiente para trasladarse del centro de un municipio a otro.
Es muy fuerte, porque esta es la situación en nuestro país de la eterna misma clase política Y, lastimosamente, no somos conscientes, pero sabemos que existen: “los políticos solo pajas son”, “usted es igual que todos los demás”, “Guatemala no tiene remedio”, “solo a hueviar van a llegar”; estas son solo algunas de las frases que suelo escuchar. Lo suficientemente ajenas para no ofenderme, pero lo suficientemente cercanas para querer irme y esconderme.
No lo hago, porque sé que Guatemala no necesita más personas indiferentes. Y yo me siento con la responsabilidad de informar, de hacernos comprender que como sociedad tenemos mucho que aportar aunque, actualmente, la democracia sea fuertemente golpeada. Que nada lograremos desde el desinterés, que esta ya es nuestra realidad.
Y esto es un llamado, no a votar, porque ya debería ser nuestra responsabilidad como ciudadanos, pero involucrémonos. Conozcamos a las personas de nuestras comunidades y de otras comunidades también, organicémonos. Seamos más la clase trabajadora que posee poder político.
Que esta oligarquía que nos corrompe y daña no sea perpetua. Alcemos la voz que por tantos años se nos ha quitado, saquemos a los corruptos del poder, mantengamos la frente en alto, que aún no es una batalla perdida. Votemos y votemos informados, diferente, por las futuras generaciones, por nosotros. Porque nadie tendría porqué vivir en un país donde solo se pueda sobrevivir.