Esvin Elías Talé
Joven maya k´iche´, estudiante de Trabajo Social, columnista, comunicador y defensor de Derechos Humanos.
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Ha iniciado la campaña electoral, las ofertas políticas son muy lamentables y con gran carencia estratégica y de objetividad. En este contexto, una promesa muy recurrente es la eliminación de la agenda 2030, la cual se interpreta como un proceso de aculturación y de atentado hacia nuestra soberanía. Ahora bien, me permito mencionar aspectos importantes sobre esta propuesta.
Los candidatos a la presidencia en Guatemala indican que la agenda 2030 propone Objetivos de Desarrollo Sostenible que son malos y con tendencias globalistas. Sin embargo, estos mismos no proponen ideas innovadoras y con enfoques integrales desde sus partidos o estadía en el gobierno. Al contrario, no se pronuncian ante las acciones autoritarias del Estado, ni ante la cooptación de muchas instituciones gubernamentales.
El artículo 141 de Constitución de la República de Guatemala indica: “La soberanía radica en el pueblo, quien la delega en los organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial, la subordinación entre los mismos es prohibida”.
Ministros, militares, jueces, magistrados y demás servidores públicos tienen una relación de compadrazgo; ¿acaso eso no atenta contra la soberanía? Hablar de soberanía debería ser legislar correctamente para no pedir dádivas a otros países. La soberanía se cumpliría si los servidores públicos fueran fieles a las leyes constitucionales.
Los y las candidatas no aceptan la agenda 2030 porque, según ellos, la intervención internacional es muy mala. Sin embargo, no los veo alimentándose en los mercados municipales, consumiendo productos nacionales o promoviendo artesanías de sectores poco turísticos. Al contrario, los observo con marcas caras y ostentosas, que promueven tendencias de moda de otras culturas.
Los y las candidatas no aceptan la agenda 2030 por intervención internacional, porque consideran que atenta contra la “cultura y tradición” del país. Sin embargo, siguen promoviendo y aceptando ayuda extranjera. Se percibe mucha intervención de Taiwán y los Estados Unidos; ¿acaso eso no es intervención extranjera? Bueno, si hablamos de intervención del exterior debemos estar en contra de todo aquel apoyo que provenga desde fuera del país, porque ellos influyen en nuestra cultura. Por ejemplo, se debió promover un hospital con fondos del Estado y no con fondos extranjeros como sucedió en Chimaltenango.
En campaña electoral varios candidatos promueven agendas poco apegadas a la realidad, sin tomar en cuenta indicadores o estudios científicos, ya que son creadas desde un escritorio. Aquellos que hemos vivido y visto la cruda realidad sabemos que con una bolsa de alimentos o dinero gratis no se pueden solucionar problemas estructurales. Al contrario, promueven más deuda pública y asistencialismo.
Estos personajes a través de sus discursos contradictorios atentan contra la soberanía y no son fieles a las leyes del país, sino que le son fieles a sus intereses y a los de una cúpula de criminales. Ahora la delincuencia no solo se encuentra en las calles, sino en el Congreso de la República, municipalidades e incluso en la silla presidencial. Por lo tanto, razonemos mucho más nuestro voto y exijamos propuestas reales, de transformación social, y no solo discursos de agendas “nuevas” que son una cortina de humo.
Guatemala, país del eterno subdesarrollo e impunidad, espero verte libre, independiente y soberana muy pronto.