Jóvenes por la Transparencia

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Gabriel Molina
Estudiante de Maestría en Comunicación e Identidad Corporativa con especialidad en periodismo por Usac y UNINI México
agmm9213@gmail.com
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Tw: @Gabo_Molina13

El jefe edil de un municipio debería preocuparse por las problemáticas constantes que afectan a sus pobladores. Guatemala tiene una organización territorial y política de 22 departamentos y 340 municipios. Un alcalde es un servidor público dedicado a resolver las necesidades generales de su territorio para mejorar la calidad de vida de los habitantes.

El próximo año, durante los comicios generales, también se elige a las corporaciones municipales dirigidas por un alcalde. De seguro desconoces cómo está conformado el Concejo de tu municipio, pero no es de extrañar. Esto solo confirma el poco conocimiento e interés que existe referente a la política electoral.

Guatemala cuenta únicamente con una ciudad: la capital. A pesar de los desarrollos en los cascos urbanos de las 21 cabeceras del país, estas están aún muy distantes de las obras públicas y el caos que se vive en la Ciudad de Guatemala.

La Ciudad de Guatemala ha sido gobernada por más de 20 años por la misma dinastía e ideología: conservadurismo. Asimismo, se han fabricado fachadas de progreso adornadas por jardines y el color verde «Emetra» (como es conocido por los capitalinos), aunque se vive la improvisada urbanización, la migración de población en situación vulnerable, la centralización del empleo y el comercio, la pobre organización vial y la permanente delincuencia.

Las alcaldías son esferas de poder muy importantes porque están más cercanas a los guatemaltecos de a pie. No obstante, existe un distanciamiento notable entre los gobernados y las autoridades. Algunas realizan eventos deportivos, culinarios y religiosos para achicar el abismo. Por ello, las municipalidades apoyan las carreras de 10 o 21 kilómetros, hacen la vista gorda para la época de procesiones y regalan comidas para las fechas navideñas.

En las elecciones generales del próximo año, los guatemaltecos no debemos fijarnos en los regalos, colores y símbolos. En cambio, tenemos que exigir: discursos coherentes, perfiles honorables y capacitados, y cuestionar a los candidatos.

¡Basta de maquillaje! Perdón por centrarme en la ciudad. Los capitalinos como todos los guatemaltecos necesitamos un transporte digno y asequible, agua potable en todas las zonas y a toda hora, sistema de aguas negras y plantas de tratamiento, así como un sistema correcto de recolección de basura y reciclaje.

Resulta frustrante saber que en el imaginario colectivo guatemalteco existe la frase: «Robó, pero hizo más de algo». Dejemos de aplaudir a funcionarios por hacer un mínimo esfuerzo. Las «megaobras» (sarcasmo) que existen en todo el país reflejan lo cómodos que muchos estamos en nuestro metro cuadrado.

El próximo año, nos tratarán de seducir con estrategias, objetos y promesas vacías. Rápidamente, los autodenominados de derecha y los de izquierda se pelearán a diario en redes sociales. Habrá muchas cortinas de humo para distraernos. Los mismos que difundirán el humo, desearán mantener su cuota de poder o hasta agrandarla.

En el 2023, lee, cuestiona e investiga a los candidatos a presidente, diputados y alcaldes. Los guatemaltecos tenemos el poder para mejorar el país, un paso a la vez. El cambio inicia cuando nuestra mentalidad está dispuesta a escuchar a todas las voces, ya sean afines o disidentes a la propia. Que nadie se quede atrás.

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