José Rodrigo Salazar Rojas
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Ser parte de un grupo ayuda a los jóvenes a desarrollar habilidades personales y con los demás. También a generar un pensamiento crítico y destrezas para resolver problemas. También les permite asumir responsabilidades individuales y grupales.
Los jóvenes involucrados en organizaciones desarrollan habilidades laborales, organizativas, la capacidad de dirigir reuniones y la experiencia de trabajar con una amplia variedad de personas. Estas habilidades que los jóvenes aprenden al formar parte de un equipo pueden ayudarlos a estar mejor preparados para cualquier campo de trabajo que elijan.
La participación de los jóvenes en un determinado espacio de apoyo o coordinación les permite aportar ideas, aprender y contribuir al desarrollo de una comunidad u organización. Por ejemplo, participar en los comités municipales de jóvenes trabajando a nivel comunitario, municipal y sectorial.
Cuando un grupo quiere crear un cambio significativo en la comunidad, este es un gran ejemplo de cómo tiene sentido incluir a los jóvenes en equipos más grandes, como la creación de consejos asesores que trabajan en toda la ciudad.
También otras organizaciones comunitarias pueden ofrecer asociarse con organizaciones juveniles para beneficio mutuo. Los jóvenes pueden aportar mucha vida a una organización. Su energía, entusiasmo, creatividad y perspectiva suelen ser invaluables para los miembros de grandes organizaciones comunitarias que deciden participar activamente.
Aunque es difícil de implementar adecuadamente, la integración de los jóvenes en las decisiones de la comunidad puede traer muchos beneficios. Incluir a las generaciones más jóvenes ayuda a las comunidades a resolver los problemas de manera más rápida y eficaz, lo cual es crucial en cualquier etapa de la vida, pero especialmente vital durante la niñez y la adolescencia.
Por todo esto, considero que las organizaciones comunitarias pueden ser mucho más efectivas cuando los jóvenes participan en ellas. Esto tiene sentido considerando que los jóvenes ocupan la mitad de la población mundial cada año. Por lo tanto, es necesario involucrar sus mentes y ayudarlos a resolver los problemas de la sociedad para que no se carguen con décadas de deudas por cuentas impagas. Alrededor de 6 millones de niños menores de 18 años viven en la pobreza en todo el mundo, por lo que definitivamente hay espacio para mejorar cuando se trata de involucrar jóvenes.