David Chávez
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Soy estudiante de Ciencia Política, amante y defensor de la libertad y propiedad.
Hace un par de días, me reuní a charlar con un grupo de amigos y, en un momento, escuché un comentario que me encantó y me hizo reflexionar mucho, porque pude formar varias analogías que hoy me permiten escribir esta columna.
El comentario decía más o menos así: “en esta vida solo hay dos opciones que casi nadie quiere aceptar, pero es necesario hacerlo si de verdad quieres lograr algo con tus acciones. Número uno, aceptar las condiciones de vida que hoy tienes, sin derecho a quejarte, porque no estás haciendo nada diferente. Sufrirlas porque vas a estar inconforme en la condición en la que estás y vivir así con ese sentimiento hasta que se acaben tus problemas, que difícilmente será rápido. O, elegir la opción número dos, que es hacerte responsable y cambiarlas, aunque tú no tengas la culpa de que estas existan.”
Definitivamente, empecé a examinarme y después de un tiempo hice la relación con Guatemala. Un país que no tiene la culpa de los índices de pobreza, delincuencia, corrupción, pero, seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros nos hacemos responsables de cambiar eso? Tantos discursos que existen en los que se enjuician a los funcionarios públicos de todo lo malo que pasa en el país ¡y por supuesto que sus acciones nos han perjudicado por años! Pero nada cambia porque seguimos haciendo lo mismo. Cada cuatro años, le delegamos la culpa a alguien más, y hasta que no nos hagamos responsables de cambiar nuestro entorno, el país va a seguir en lo mismo. No he conocido a ningún político que genuinamente trabaje por el bienestar y desarrollo de Guatemala ¿Por qué esperar a que el siguiente gobierno asuma la responsabilidad de los problemas que hoy atravesamos si no les interesa? Al parecer son más importantes sus bolsillos que su trabajo.
Anímate a cambiar tu entorno.
Cambiar nuestro entorno significa asumir la responsabilidad de la comunidad donde vives y liderar el cambio de uno de los problemas por los que pasa tu vecindario, colonia, zona o municipio. Por supuesto que no es posible hacerse responsable de todos los problemas existentes al mismo tiempo, pero el hecho de que como ciudadanos aportemos más soluciones que quejas definitivamente generará algo positivo en la sociedad. Se trata de involucrarnos en las distintas formas de hacer política, no se necesita un partido político para eso.
Trabajemos para ser escuchados, actuemos y construyamos el escenario para lograr vivir en libertad.
Ya no hay tiempo para victimizarnos, liberémonos de ese estado de victimismo y trabajemos por los que hoy no pueden hacerlo. Empecemos el cambio para que no seamos unos pocos los protagonistas y que en un futuro todos tengamos la oportunidad de contribuir con nuestras ideas al desarrollo del país.
Ya es hora de actuar, educarnos, informarnos, educar a otros y tomar las riendas de nuestro país. Porque los únicos que pueden sacar a Guatemala de este agujero en el que estamos metidos somos nosotros: los guatemaltecos.
La participación ciudadana de las juventudes es un tema clave que debe de ser visto con la importancia que merece, pues su nivel de involucramiento en la vida política puede generar grandes cambios. No desperdiciemos las oportunidades, actuemos hoy para que mañana no seamos la generación que no le importó que su país se destruyera.