Gabriel Molina
Estudiante de Maestría en Comunicación e Identidad Corporativa con especialidad en periodismo por USAC y UNINI México
Tw: @Gabo_Molina13
La lucha contra la impunidad y la corrupción debe empezar en «La Casa del Pueblo»: el Congreso de la República. Los guatemaltecos sienten desconfianza por el sistema político y, de manera escueta, conocen a un par de diputados, a veces, por ser corruptos.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), para el 2022 los guatemaltecos entre 18 a 40 años serían el 70% de los habitantes del país. Guatemala es una nación joven, pero no dirigida por ellos. Del mismo modo, ocurre con la población de pueblos originarios y las mujeres, que continúan siendo mayoría, pero con poca representatividad en puestos de poder. Esto se ve reflejado en la actual Legislatura.
De acuerdo al artículo 53 de la Ley Orgánica del Organismo Legislativo: “Los diputados son dignatarios de la nación y representantes del pueblo…” Hoy, el Congreso lo integran 20 bloques legislativos, un total de 160 diputados subdivididos en 30 mujeres y 130 hombres.
Varios parlamentarios resumen sus funciones en tres: legislar, intermediar y fiscalizar. Esta última se destaca por ser la acción más cuestionada y popular en redes sociales. Congresistas de oposición se han dedicado a cuestionar la ejecución de programas y obras públicas, sin embargo, sus videos y transmisiones en vivo pueden ser interpretadas como parte de su campaña de reelección, ya que no presentan denuncias o provocan cambios significados en los problemas que exponen.
En el Organismo Legislativo ronda la iniciativa 5886 que busca reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Una propuesta con aciertos y fallos.
Por un lado, se buscan abrir los listados a diputados distritales. No obstante, el TSE no posee la capacidad para tal operación. Asimismo, también se quiere incrementar el techo presupuestario para la campaña electoral y reducir las multas por faltas a la ley.
Una visión más entusiasta puede ver una oportunidad para fortalecer liderazgos y reconectar a los diputados con el pueblo. Sin embargo, se puede dar el caso que los nuevos parlamentarios sean personas famosas y virales en internet, pero con nula preparación o trayectoria política.
El sistema político electoral sufre una crisis estructural respecto a representación y participación, pero no todos están listos para esta conversación.
Durante la campaña electoral, poco se expone sobre las ideas y las motivaciones de los candidatos a ocupar un curul en el Congreso. El próximo año vale la pena saber las iniciativas de ley que desean proponer, los fallos institucionales que desean exponer y los lazos que pueden crear o fortalecer con distintas instituciones.
Aunque los requisitos para ser candidato son mínimos, suena tentador la idea que tuvo hace años Eduardo Suger respecto a realizar un examen de conocimientos para las personas interesadas en participar en la contienda electoral. Saberes sobre historia, legislación, principios del derecho, derechos humanos y coyuntura nacional.
Lo más importante sería contar con «padres de la patria» conectados con la realidad de los gobernados. Basta de politiqueros, buscadores de impunidad y poder. Nos encontramos en la expedición de encontrar políticos que trabajen por el bienestar de las mayorías, incluyendo los grupos que históricamente han sido marginados.
Si aún no has leído la primera parte de esta trilogía, no te la pierdas: https://lahora.gt/opinion/por-la-transparencia/2022/09/08/se-busca-i-presidente/