Alejandra Rivas
Estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad San Carlos de Guatemala, activista social.
Correo electrónico: alejarivas2001@gmail.com
fcccmarcodeaccion@gmail.com
IG: alemargonzalez_
Guatemala, qué país tan bonito para crecer en la eterna primavera y florecer con ella. Un país con calles y paisajes despampanantes donde miles de niñas emergen al ritmo de la cultura guatemalteca, aquella que es diversa, pero arbitraria para nuestras niñas.
Pequeñas guatemaltecas tan altruistas, chispudas y auténticas; niñas con sueños tan altos que sobrepasan el propio volcán Tajumulco. Gran parte de estas chicas portan una flor en su vientre que transforma sus infancias y las cambia por completo.
Es impresionante la cantidad de niñas que a temprana edad adquieren el cargo de otro niño o niña ¿Quién diría que la maternidad llegaría tan rápido?
En la página oficial de OSAR Guatemala encontramos que enero a abril del 2022 se han registrado 718 nacimientos por parte de niñas entre 10 y 14 años y 23,424 entre 15 y 19 años, lo que nos da un total de 24,142 registros de embarazos adolescentes. Esta problemática tiene como causas principales: la falta de acceso a educación sexual en espacios escolares, centros de salud pública y espacios familiares, la cultura de venta y matrimonios forzados que interrumpe de manera agresiva el desarrollo de las niñas o los embarazos provocados por violaciones. Este último encapsula los primeros dos y logra ser la razón más importante de por qué en Guatemala existe una estadística tan alta de embarazos en menores. Es una inquietud constante pensar que no todas tenemos el privilegio de disfrutar nuestra infancia y vivir cada una de las etapas de un crecimiento saludable. La realidad de estas niñas está lejos de la promesa de florecer en la eterna primavera de Guatemala. La utopía de una infancia libre de maternidad prematura y forzada está lejos de existir para la mayoría de nuestras pequeñas guatemaltecas.
Las niñas deben perseguir sus sueños y divertirse en una tarde soleada después de la escuela, crecer y tener oportunidades dignas que les proporcionen una calidad de vida merecedora.
Existen diversos programas, fundaciones y proyectos que dan seguimiento a la salud mental, salud médica, incorporación social, y mecanismos de justicia ante la ley, los cuales trabajan de la mano o forman parte del Estado de Guatemala a través del MSPAS, MIDES, MINEDUC, RENAP, PGN Y OJ. Haciendo énfasis en la inexistente atención por parte del Estado hacia la educación sexual y acompañamiento médico, social y económico en los casos de embarazos en menores, la posibilidad de recibir ayuda en estos casos, se ve obstruida y limitada gracias a la intervención corrupta que existe en cada una de las instituciones pertenecientes al Estado; la deplorable diligencia de concurrencia hacia la problemática de embarazos en menores es consecuencia de un Estado ineficiente. Sin embargo, es notable que dicha ayuda no contemple a la mayoría de las menores embarazadas y sus situaciones independientes de vida. Por eso es necesario generar acciones constantes junto a estrategias sociales y médicas que actúen de modo que genere seguimiento progresivo a casos de embarazos adolescentes, así provocar una disminución sobresaliente en las estadísticas de embarazos en menores.
Ahora bien, aunque el principal actor para combatir esta situación es el Estado de Guatemala, debemos resaltar que nosotros como ciudadanos guatemaltecos no podemos normalizar el hecho de una maternidad adolescente e infantil, porque a pesar de que la angustia de esta situación persiste en unos, es preocupante que la indiferencia maximice en muchos otros.
La sociedad guatemalteca necesita la empatía y socorro de todos nosotros para que nuestras niñas y adolescentes tengan posibilidades, sean dueñas de su destino, y dejen de ser “pequeñas madres”.