Por: Gabriela Solórzano
Politóloga en formación y activista social.
gabrielasolorzano97@gmail.com
fcccmarcodeaccion@gmail.com
IG: @gabrielasolorzano_
Twitter: @GabrielaSol__
Desde que tengo memoria veía en las calles anuncios comerciales que promovían maneras consumistas para “festejar a mamá en su día”. Sin embargo, con el pasar de los años, me he dado cuenta que no solo se trata de un día para regalar tarjetas, comprar flores, chocolates o joyas como símbolos de aprecio. Muchas mamás querrán un simple regalo: que todos los días se las quiera y considere. También es un buen momento para reflexionar y analizar cómo las sociedades reconocen y premian el trabajo de las madres, y de las mujeres en un sentido más amplio.
Por ello, es necesario comenzar por el origen de esta celebración. En 1908, en Estados Unidos, Ana Jarvis estableció la fecha en honor a su madre, Ann Jarvis, Jarvis era una activista preocupada por los soldados que habían sufrido algún tipo de herida durante la Guerra Civil. A su vez, creó el Club de Trabajo del Día de la Madre para abordar las cuestiones de salud pública.
Ahora bien, si nos tomamos un momento para revisar la génesis del Día de la Madre, se puede ver cómo en la actualidad se aleja de lo que fue y alguna vez representó.
En ese sentido, considero que más allá de un festejo, el Día de la Madre debería ser un espacio político y de lucha, ya que las batallas más importantes por la igualdad y la justicia social la vamos a jugar precisamente ahí: en el espacio simbólico que ocupa la maternidad en la sociedad del siglo XXI. Por consiguiente, se sabe que las prácticas dañinas que existen hacia la mujer no son invariables ni inevitables, he ahí la importancia de atesorar a esa mujer madre, a quien se le debe reconocer el pleno ejercicio sus derechos y en donde la corrupción no aplaque los mismos y se le consagre lo más hermoso; su vida.
Tomando en consideración lo descrito anteriormente, me surge la idea de repensar el Día de la Madre; no verlo como la típica celebración a la “súper mujer” y adulación al sacrificio materno, sino optar por otro tipo de alternativas para cambiar la realidad de las madres de hoy. Comenzando por la distribución de las labores domésticas, que estas se tornen más equitativas con los hombres; que no se asuma como natural que las mujeres desarrollen solas las labores en sus hogares: como la maternidad y el trabajo doméstico, lo que implica una gran demanda que impacta, sin duda, en su salud mental y física.
Asimismo, también es importante mencionar que la maternidad debe ser deseada y decidida con plena conciencia y no una imposición. Al Estado le corresponde respaldar y no imponer. Si una mujer decide ser madre, debe tener apoyo para llevar a cabo esa labor: educación gratuita desde la guardería para sus hijos e hijas y un buen sistema de salud que la acompañe durante la gestación y la crianza. Y si una mujer decide no serlo, toda la facilidad para poder disponer sobre su cuerpo.
En Guatemala, hoy martes 10 de mayo, se celebra el Día de las Madres y podemos empezar a cambiar el sentido de lo que significa esta fecha, reconociendo, honrando y viendo a la maternidad como un equilibrio entre la realización personal y las obligaciones que esta conlleva, para que toda mujer que desea ser madre pueda disfrutar plenamente de ambos aspectos de la vida.
Dedicado a todas las mujeres que tomaron el camino de la maternidad.