Jóvenes por la Transparencia

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Juan de Dios Soberanis Jiménez
Estudiante de Ciencias Jurídicas y Sociales, Investigación Criminal. Miembro del Frente Ciudadano Contra la Corrupción.
fcccmarcodeaccion@gmail.com

Al hablar sobre el poder más fuerte que poseemos como humanidad es usual que los primeros pensamientos se direccionen hacia algún tipo de armamento militar, asociar ideas a armas de destrucción masiva con la capacidad de cambiar el rumbo de una batalla y darle la victoria al vencedor, pero estas realmente quedan diminutas ante el poder que resguardamos.

Si no es la fuerza bruta y el armamento como tal, probablemente lo siguiente a pensar sea la unión, “la unión hace la fuerza”, «concordia res parvae crescunt» (las cosas pequeñas florecen en la concordia) una frase que viene desde la antigua Grecia, como fábulas y enseñanzas. Es cierto que un pueblo unido mueve montañas, es el combustible para el poder con mayor fuerza del ser humano, pero eso no lo es todo, porque si el pueblo mueve montañas, ¿cómo sabe exactamente cuál mover?

Exactamente aquí se encuentra nuestra onda de David para destruir a cualquier Goliat: la información, que es vital para que un ejército se comande, para que la unión surja de acuerdo a un ideal en común. Es la puerta que conduce a la verdad, pero en manos equivocadas provoca destrucción y miedo. “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” -Simón Bolívar.

Recapitulando, tenemos un instrumento capaz de disolver naciones y reedificarlas, con el poder de unir al pueblo o dividirlo en ideas, entonces ¿qué podemos hacer para defendernos de esto? Bueno, es un camino difícil y largo, que requiere organización y unión para luchar por una transparencia sobre la información manejada en los lugares más resguardados. Claro que funciona, pero depende de nosotros y de aportar ideas, no solo de quedarse de brazos cruzados y soltar quejas esperando una solución del cielo, requiere una voz que represente a la gente, planes de acción e ideas para ser ejecutadas, desarrollo de ideas en la realidad.

Es por todo esto que, bajo un criterio tomado en cuenta sobre el poder que tiene la información y que los procesos para proponer ideas llevan tiempo para que estas se logren dar, creo que es pertinente, eficaz e idóneo fomentar una cultura de debate, donde dos posturas completamente opuestas proponen sus ideas para crear así nuevos planes de acción. No creo que la solución o la fórmula directa a todos nuestros problemas sea el debate, pero estoy seguro de que agilizará enormemente el proceso.

Es increíble el paso con el que marcha cada postura por su lado. El estado buscando nuevas políticas para el avance del pueblo y un mejor desarrollo de éste. Un pueblo que busca la mejor representación, una voz y que también busca el desarrollo para un camino próspero. Mejor, ahora imagina que ambas posturas debaten, proponen ideas y conclusiones que desarrollan ambos ejes, un mundo donde estado y pueblo sean una extensión del otro, un mundo donde la unión haga la fuerza.

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