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Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82


 

Guatemala vivió duros meses para poder sostener su democracia en el 2023 y 2024 y aún y cuando logramos que se respetara la decisión de los electores, el proceso democrático fue tomado por la eliminación arbitraria de candidatos en algo que vino en incremento en relación al proceso electoral del 2019.

En la década de los 70’s y 80’s muchos guatemaltecos dieron la milla extra para lograr que en 1985 se celebraran elecciones en un marco constitucional distinto y desde entonces los guatemaltecos hemos dicho que vivimos en la era democrática tras una seguidilla de caudillos, dictaduras y fraudes que marcaron nuestra historia como país.

Pero cuando uno se detiene en medio de un buen café o un buen licor (al gusto de cada quien) y analiza lo que ha venido pasando en esta era democrática, nos damos cuenta que en la mayoría de casos los avances son superados por retrocesos forzados de manera artificial.

Digo que de manera artificial porque el país se mantiene gracias a la forma en la que somos los chapines. Trabajadores, echadores de punta, creativos y aguerridos en las adversidades. Es mucha la gente que ha invertido para generar oportunidades y son millones los que han migrado para poder mandar dinero que le mete esteroides a nuestra economía, especialmente de consumo.

Pero esa voluntad del guatemalteco se ve retada por la malicia de minorías que desde 1985 han venido estudiando cómo pueden hacer para que el Estado sea sumamente eficiente para ellos y quienes deciden jugar en arenas poco éticas e ilegales en la mayoría de los casos.

Eso ha provocado que nuestra era democrática, nuestros líderes electos en esos periodos, no hayan sido capaces de ejecutar acciones que impacten para bien en el desarrollo de la gente.

No hemos sido capaces de tomar medidas drásticas en educación para el bien de nuestros alumnos y maestros, porque la mayoría de asuntos en el tema están supeditados a un sindicato que es el brazo político de los presidentes corruptos de turno. Quienes han tratado de poner a Joviel Acevedo en su lugar han fracasado porque el sistema lo protege.

En el campo de la salud, la compra de medicinas domina más el afán de elevar los precios al privado para poderle vender al Estado a montos estratosféricos que permiten crear imperios económicos. En el caso de la construcción de hospitales y centros primarios (puestos de salud) vea lo que pasó en San Benito, Petén.

No tenemos la mejor infraestructura porque hace años, era como el chiste, 80% para el puente y 20% para los que fraguaron el negocio. Ahora, cuando se ejecuta algo es casi 50%-50% y en otros casos, como el aeropuerto de carga en Escuintla, fue solo ejecutar el 30% dejando a medias todo y embolsarse tranquilamente el 70%.

Otro ejemplo de cómo falla la democracia y todos sus elementos, está en cómo La Aurora no logra recuperar su venta de publicidad que fue otorgada de manera oscura y hasta ilegal y por tanto, no puede utilizar los Q8 o Q10 millones mensuales que significa el negocio para mantener el aeropuerto.

En este tipo de democracia, no desarrollamos sistemas para la rendición de cuentas y por eso nadie se ha interesado en hacer de la Contraloría un fuerte para la fiscalización temprana de fondos. Por esa misma razón, el Estado de Derecho ha sido reducido a un sistema paralelo con operadores por todos lados y aquel que decide entrar tiene más chances de inclinar la balanza de la justicia.

Y así puedo seguir y seguir, pero creo que ya dimensionó a lo que me refiero.

La gente se pregunta, ¿y para qué quiero vivir en democracia si viviendo desde la honradez solo tengo todo más cuesta arriba en detrimento de aquellos que juegan fuera del marco legal y no tienen consecuencias?

Esa frustración de lo peor que le puede pasar a una sociedad con anhelos democráticos.

Y ahí es donde entran a batear los Daniel Ortega de la década pasada y los Nayib Bukele de la actual.

Ortega en su momento fue visto como el político del momento, capaz de atraer inversiones que se ejecutaban “fácil” y sin mucho trámite. Mucha gente vio a Nicaragua como el lugar para ir a invertir.

Luego, el poder absoluto corrompió absolutamente y lo que hoy vemos en Nicaragua es claro. El que quiere “vivir en paz” y mantener su negocio debe vivir callado viendo para otro lado y sin libertad para expresarse si quiere ver la luz del día. Los que no han hecho eso o están exiliados o están presos.

Pero como de todo se aprende y más si el actor es astuto, un Bukele aprendió la lección. Tenía a su favor décadas de presidentes de derecha e izquierda que se robaron hasta la manera de andar.

Un Congreso que según ellos iban a arrodillar a Bukele. Este les mandó el Ejército y supo aceitar al resto para que hicieran lo que él decidiera. Logró que se nombraran los magistrados que quería y los mismos en la fiscalía general.

Ya con todo a su favor, inició la cruzada contra las maras en la que cayeron mareros y algunos que no eran, pero el tema era ejecutar y luego preguntar. La gente, cansada de tanto robo pasado y desatención a la violencia, decidió apoyar lo que algunos llaman excesos porque pensó que la democracia le fue demasiado ineficiente y ya había tenido suficiente.

Bukele, insisto, con todo a su favor, logró la abrumadora reelección con el argumento que la no participación le violaba un derecho humano y el resto es historia. Hoy el Presidente salvadoreño todavía se mide en muchos de sus pasos y ahora emprende esfuerzos para atraer inversión.

Dan usufructos gratis de tierras del Estado a cambio de la inversión y lo hace todo muy atractivo. Carreteras ejecutadas, hospitales construidos, cárceles hechas le permiten ser visto como alguien que logró lo que otros no hicieron. Ofrece expeditar lo que sea para que la inversión se dé rápido y si en ese proceso, hay que volarse unas cuantas normas legales la gente lo acepta porque quieren resultados.

Si Bukele será el nuevo Ortega queda por verse. Sin rendición de cuentas el poder se vuelve absoluto y eso es lo más peligroso para los políticos.

Pero el punto es que la gente está prefiriendo la ejecución, la eficiencia aun y cuando no cumplan con las normas, porque la democracia no está respondiendo y porque su argumento va que muchos en esa llamada democracia, tampoco cumplen con las normas.

La democracia está en riesgo porque no es eficiente, tiene muchas camisas de fuerza que controlan las mismas mafias, mucho afán de negocio sin obra, poca voluntad de los líderes para romper los vicios y la gente, en Guatemala el 2027, puede decantarse por una opción así.

Solo hay que rezarle a Dios que “nuestro Bukele” no tenga línea directa al crimen organizado porque siendo así, que Dios nos agarre confesados porque no hay nadie en el país capaz de aguantarle el ritmo a las mafias organizadas.

En este 2025 los actores más comprometidos de la sociedad deben responder para que la democracia empiece a funcionar de verdad y el presidente Arévalo debe cumplir el mandato para el que fue electo.

Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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