Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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El día de ayer los guatemaltecos conocimos la renuncia de Felix Alvarado a su cargo de Ministro de Comunicaciones (CIV), mismo que asumió hace 5 meses cuando luego de la salida de Jazmin de la Vega.

Lo que está pasando en el CIV es una de las grandes tareas pendientes del Gobierno. Claro está que este es uno de los peores nidos de corrupción pero enfrentar este reto requiere de una operación política astuta que demanda generar lo suficiente para que la gente entienda lo que ha pasado y a la vez se sumen a acuerpar las salidas que se necesitan para darle vuelta a la triste realidad.

Un ministro debe trabajar para echar a andar la agenda del Presidente y a su vez, los asesores de un Ministro deben hacer lo mismo, además de protegerlo de las realidades de la política que no son nada sencillas. En este caso, ni Alvarado hizo lo propio para ayudar al Presidente ni los asesores del ex ministro hicieron su trabajo en beneficio del ex funcionario.

Pusieron a Alvarado a elegir batallas equivocadas que respondían más a los planes de un grupo que vieron el Ministerio (ese y otros) como un trampolín para sus planes políticos y contaron el apoyo de algunos actores que tienen su propia agenda y que operan por sus pistolas, como pasó en el tema de cortes.

A este Gobierno le ha pegado mucho el desastre que tenemos en temas de infraestructura y aún y cuando es una responsabilidad heredada, la ausencia de planes y propuestas estratégicas terminó pasando facturas en el elector que ha venido perdiendo la paciencia.

Este renuncia abre la oportunidad para que el Gobierno tome una decisión inteligente porque si estructuran un plan, si trabajan en montar las bases para poder dar mantenimiento a la red vial pero a la vez trabajan con el Contralor de Cuentas y con quien sea necesario, para encontrar una salida jurídica a ls vicios de la corrupción, uno de los cuales expresé en mi columna anterior, podemos tener un chance de mejora.

He expresado que en el pasado los que eran designados en CIV agilizaban las bases de licitación desde la transición para poder adjudicar rápido y cobrar las mordidas. Ahora, que yo sepa, eso no se ha dado pero el problema es que pasamos a una completa paralización y tampoco pasamos a buscar soluciones para esos vicios.

Se necesita elevar la presión de lo que ha pasado y la realidad que afecta al Ministerio de Comunicaciones. El Presidente tiene que jugar su rol porque el peso de la presidencia implica que cuando quien a ocupa habla, la gente escucha.

Ahora que han logrado avanzar cosas en el Congreso, nada debería impedir que se puedan buscar soluciones de transición para resolver los entuertos de la corrupción que tienen carcomido el ministerio. Es tan grande el reto, que puede ser necesario una ley para dar viabilidad.

El Ministerio Público (MP) es un agente que da Consuelo a los que se roban el dinero de las obras, pero debería investigar a fondo esos atroces crímenes en lugar de andar persiguiendo a un periodista de investigación que hace su trabajo de forma honrada y especialmente eficiente.

Un mecanismo en el que un contratista rinda cuentas ante el MP y al Contraloría General de Cuenta (CGC) al tiempo que devuelva el tramo u obra en el que hicieron las marufias de corrupción, se vuelve indispensable para cambiar la realidad.

Y eso, sin importar quién sea el ministro, es un trabajo de todos que deberíamos procurar y el que  no deberíamos postergar.

 

 

 

 

 

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