Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Circula un vídeo del presidente electo Donald Trump en el que habla de las medidas que tomará para combatir lo que él llama el “Deep State” en referencia al Departamento de Estado que ha venido operando con la mayoría de funcionarios de carrera diplomática en Estados Unidos.

Son pocos los nombramientos políticos y en su mayoría el departamento está conformado por profesionales de carrera que han servido tanto en administraciones republicanas como demócratas. He conocido a funcionarios durante la administración de Obama, de Trump y de Biden.

El futuro presidente aborda muchas cosas al respecto pero una que me llamó la atención es la anunciada revisión que hará de la manera en la que se han utilizado las sanciones alrededor del mundo.

Dice Trump que se quiere asegurar que las mismas no sean para afectar a conservadores, cristianos o enemigos de la izquierda y creo que ese, para el caso de Guatemala, será un ejercicio importante.

Todos en este mundo debemos rendir cuentas. Yo he sido testigo de mucha gente que pedía sanciones como que era abrir una caja de cereal y vi las respuestas que no era de “soplar y hacer botellas” porque los funcionarios debían cumplir con un procedimiento para aplicar las mismas en función de su normativa interna.

Es de recordar que en la primera presidencia de Donald Trump se dieron designaciones en nada más y nada menos que la Ley Magnitsky, pero insisto, se deben hacer las revisiones de rigor por el bien de todos.

En muchos casos, al hacer la revisión, se darán cuenta que varios no fueron sancionados por el Cristo que veneran sino por el dinero que adoran y que lastimosamente provenía de los impuestos que pagamos los guatemaltecos.

Deberían de poder verificar que algunos dicen ser “conservadores” como un escudo para protegerse de los negocios mal habidos que hicieron. Cada quien puede tomar sus decisiones del estilo de vida que desea tener, pero Alejandro Giammattei y Miguel Martínez no son tan conservadores que digamos y usaban ese “escudo” como una coraza para los innumerables negocios que armaron para granjearse el dinero que debía servir para invertir en la gente.

A su vez, una revisión de esa naturaleza debería arrojar que Estados Unidos aplicó sanciones en el marco de legislación aprobada por el mismo Congreso para fortalecer, por ejemplo, la democracia. A la convicción democrática no le debe importar si gana la derecha o la izquierda siempre y cuando sea en el marco de elecciones libres y limpias.

Puede no gustar los resultados de una elección, pero respetar la decisión soberana de los electores es un axioma que no podemos violentar de ninguna manera y en ningún país y en Guatemala el año pasado vimos cómo se presionó a muchos para que cedieran a revertir una jornada electoral que fue observada y custodiada por los mismos ciudadanos. Algunos cedieron a esas presiones y llamadas que se hicieron desde varios lugares en la zona 1 de la capital.

Con el paso de los años y las canas que aparecen en el pelo, he entendido que las sanciones (sin importar de quienes vengan) por sí solas no provocan los cambios que son tarea de los nacionales de un país.

Reconociendo lo anterior, también he comprendido que en países como Guatemala en el que la institucionalidad ha sido maniatada a propósito para desviar recursos que a la vez provocan más migración y en el que la justicia ofrece Consuelo solo a aquellos que le hacen Porras a la impunidad, las sanciones terminan siendo casi el único recurso de “rendición de cuentas”.

Para cualquier ciudadano comprometido, no deja de ser frustrante que sean las sanciones los escarmientos que la justicia no ofrece cuando se trata del robo de recursos públicos, por citar tan solo un ejemplo.

Insisto, siempre he creído que todos debemos rendir cuentas y más aquellos que terminan ejerciendo funciones públicas y creo que esa revisión es vital porque hay un Dios que todo lo mira y aunque la gente se escude en el “bendiciones” para lavar sus negocios,  la verdad siempre sale a luz.

Esas revisiones además deberían de poder enseñar que entre aquellos que están llamados a aplicar la ley e investigar y los grupos de crimen organizado, hay vasos comunicantes sumamente preocupantes que no solo provocan migración sino afectan la misma seguridad nacional de los Estados Unidos.

 

 

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