Hay una famosa canción de Ricardo Arjona, si el norte fuera el sur en la que habla de Estados Unidos en contraste con nuestra realidad, la de otros países centroamericanos y cuando repasé el debate del jueves pensé que parte de esas situaciones que describe el cantautor guatemalteco se vieron reflejadas en el encuentro en CNN.
En Estados Unidos, ahora en época electoral, se ha desarrollado el concepto de los electores que repudian a los dos candidatos, a los que se le ha llamado los “double haters” y el Washington Post hizo un trabajo al respecto. Esos electores, muy probablemente, confirmaron sus sentimientos tras el debate.
Y es que digo que el Norte se convierte en el Sur porque durante todas las elecciones de Guatemala en la era democrática ha privado más el voto de castigo en contra de un candidato, que aquel que se hace con pleno convencimiento en favor de uno de los contendientes.
Y esa parece ser la realidad en Estados Unidos y por eso comento lo de los “double haters” que ya lo había mencionado un amigo americano hace 2 o 3 meses y es que el impacto de esta realidad también tendrá un efecto en las encuestas.
Muchos de los que repudian ambas opciones en Estados Unidos, se decidirán el mismo 5 de noviembre cuando se lleve a cabo la elección general en Estados Unidos y ya sabemos que si las encuestas en los estados clave dan como favorito a Donald Trump, pero pierde la elección, hará un Sandra Torres, un Manuel Conde, Miguel Martínez y Alejandro Giammattei y gritará fraude.
El debate del jueves, entre un Presidente al que la edad le ha pasado factura en especial para mantener la coherencia y un expresidente más lúcido, pero al que se le da tan bien decir mentiras aún y cuando sabe que van a corroborar lo que dicen, bajó el estándar de lo que debería ser para la democracia más sólida o avanzada del mundo.
Pararon hasta hablando del golf y sus handicaps como dos niños en pleno pleito de recreo y cuando hay tanto en el mundo, es lamentable ver la situación que vivimos. Digo que el Norte fue el Sur porque los guatemaltecos hemos estado acostumbrados de sentir pena por lo que vemos en los debates presidenciales.
Hace meses, el New Yorker publicó una primera plana en la que evidenciaba que los principales líderes políticos de Estados Unidos eran ya ancianos y se abordaba las causas de por qué no han surgido nuevos liderazgos capaces de disputarse la presidencia para dejar atrás la era Biden – Trump.
Biden siempre dijo que correría porque era el único que podía ganarle a Trump y su lógica fue correcta en el 2020 y ahora, de una u otra manera, hicieron el mismo cálculo, pero esta vez puede fallar el experimento porque la manera en la que ha avanzado la edad en el Presidente de los Estados Unidos, deja a muchas personas con la duda si tiene la capacidad para liderar desde la Casa Blanca.
Ayer el New York Times publicó un editorial: “To Serve His Country, President Biden Should Leave the Race” explicando que Biden ha dicho que esta elección es un referéndum a la democracia y que Trump es justamente alguien que puede comprometerla. El medio hace un repaso de la presidencia de Biden y expone lo que su juicio son sus aciertos.
Barack Obama publicó un tuit tratando de calmar los ánimos, Biden fue a un evento de campaña, habló del debate y se vio un poco más lucido, pero la polémica por quién debe ser el candidato presidencial de los demócratas no va a parar.
Serán 4 meses frenéticos los que vienen y será un titánico ejercicio de estrategia política, de comunicación para intentar centrar el debate en torno a lo que está en juego en esta elección estadounidense, más allá de la edad de Biden.
Estados Unidos se juega la democracia misma y siendo una potencia a la que mira el mundo, no pueden fallar. Si tambalea más su democracia, tambalearán las del mundo y ese es un lujo que no nos podemos dar.
