La semana pasada, el presidente Bernardo Arévalo expresó que cancelaba su viaje para centrarse en el tema del puerto APM Terminals, pero también se tenía la crisis al rojo vivo por el tema de la autopista Palín Escuintla.
Era un viaje que le representó muchas críticas (lleva varios en estos pocos meses de Gobierno) y aún y cuando la ida a Ucrania era importante por su relación con Estados Unidos, luego de lo que pasó con el voto a Palestina, tema China – Taiwán y en especial por lo que pueda pasar en noviembre en las elecciones estadounidenses, una nueva salida iba a tener mucho más costo político en el plano local versus los positivos en el plano internacional.
Y ya fijo en Guatemala para atender las crisis a las que se han sumado de manera temprana las lluvias, entiendo que convocó a distintos sectores para abordar el tema de APM Terminals, un problema heredado literalmente.
Entiendo que por la manera en la que se estructuró el negocio al inicio (TCB vino a pedir concesión y le dijeron que mejor usufructo para no compartir la mordida), hizo que en los años 2016-2017 con figura jurídica incorrecta, pero en ese tiempo “vigente”, las propuestas de “salida” invitaban a pensar en la necesidad de explorar otros caminos por diversas razones.
Pero cuando ahora vemos que la justicia que para todo es lento, de pronto se acelera por la presión de algunos diputados que no andan tras los pasos de Miguel Martínez, por citar un solo ejemplo, las cosas empiezan a oler como que hay algunos que desean controlar una terminal portuaria para seguirla manejando con los vicios y la oscuridad del pasado.
La semana pasada en una cena, comentaba un amigo extranjero cómo en su país el tema de los puertos era, es y sigue siendo un nido de mafiosos al punto que había puntos en los que simplemente las mafias no dejaban poner una cámara y creo que a eso aspiran algunos en Guatemala.
Dicho lo anterior, creo que esto es una buena oportunidad para el Presidente para proponer, consensuar y operar un acuerdo que permita que APM siga operando e invierta lo que se necesita (US$80 millones para empezar). Hablar de la reparación civil que se abordó en años atrás es fundamental para un nuevo comienzo.
APM ya está aquí, le guste o no a la gente, y personalmente creo que es mejor que sigan operando porque su conocimiento en la operación de puertos y rutas marítimas es probada y no necesitamos a un grupo de diputados, con socios oscuros, buscando unos operadores de dudosa reputación para controlar la operación portuaria del país que debe mejorar, no retroceder.
Si hay licitación (que tomará años) y si APM no participa o no la gana, debe recibir el pago del quien termine adjudicado por todas las inversiones hechas y eso complica más todos los panoramas.
Hay creo, cierto miedo que termina siendo natural a enfrentar las cosas de manera distinta porque las redes han cobrado una fuerza en la que muchos se expresan y otros tantos creen cualquier cosa que leen sin fundamento alguno, pero el momento que vive el país nos demanda eso: hacer que las cosas pasen en el marco de la ley, pero asegurar que pasen.
El Gobierno debe tomar una decisión con la carretera de Palín-Escuintla. O la mantiene como Dios manda o la vuelve a licitar para que sea operada por manos privadas negociando mejores condiciones para el Estado, pero hay que tomar decisiones que son duras toda vez que los efectos los sentiremos por las próximas décadas.
Ayer el editorial de La Hora expresaba que con el anuncio para la Alianza Público Privada (APP) del aeropuerto internacional La Aurora se abre una buena oportunidad para marcar un antes y un después. Necesitamos asegurar que pase, de manera transparente y eficiente porque esas con las cosas que nos harán mejores como país.
Claro está que algunos debaten las formas y el lugar (Arévalo no iba a estar en ese evento porque iba a estar de viaje), pero más que eso, debemos centrarnos en el fondo y en la necesidad que hay que los diversos sectores trabajemos de la mano para lograr las salidas que el país y en especial su gente, tanto necesita.
No tengamos miedo a debatir, a buscar propuestas, salidas y soluciones a enormes problemas heredados y retos que tiene el país, porque solo así lograremos la Guatemala que muchos hemos soñado.