Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

La realidad del Estado guatemalteco y sus formas de operar en todos los niveles e instituciones no ha sido algo que se construyó en poco tiempo.

Cada Gobierno que ha pasado ha venido perfeccionando al anterior en formas y manejo de las instituciones. A medida en que se tuvo el control de todas las instituciones, como sucedió en el cogobierno de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, se fueron perdiendo de nuevo las formas en las que se pactaban los jugosos negocios y se repartían los frutos de los mismos.

Lidiar con esa realidad no es fácil, sin duda. También es cierto que no es una realidad nueva y que de la misma teníamos plena conciencia desde el año pasado y por eso el reto es cómo limpiar sin que ese esfuerzo implique una paralización porque avanzar el Estado es como echarle gasolina a un avión en pleno vuelo.

Cuando uno está en medio de situaciones del día a día que funcionan como un alfaque, se debe poder armar una estrategia para que esos asuntos del diario correr no se conviertan en obstáculos para las cosas más importantes y las que estratégicamente pueden tener más impactos.

Es por ello que yo he insistido en la necesidad que tiene el Gobierno de ampliar sus anchos de banda conformando equipos que entren a ver lo que no es del día a día y por eso me llamó la atención una publicación en X del Ministro de Comunicaciones, Félix Alvarado.

“Mientras saneamos la cartera de proyectos heredados, también nos preparamos para una nueva forma…” y es que esa realidad no es exclusiva de la cartera de comunicaciones sino aplica para todos.

Muchos de los tentáculos del cogobierno y las anteriores administraciones siguen ahí, así como  la cultura de poco servicio al ciudadano y por eso se vuelve clave saber gerenciar la función pública para tener un equipo que mire los problemas del pasado y otro que se centre en las oportunidades del presente y las opciones a futuro.

La gente va perdiendo la paciencia con cada día que pasa sin que se sientan acciones contundentes en los diversos frentes y el Gobierno necesita trazar rutas que manden mensajes claros de lo que se pretende.

Ahora está la ampliación presupuestaria en medio del debate y la polémica. Si no se pretende que la misma sea aprobada por medio de aquellos dineros que guardaban en el “Bunker de oración”, claro está que la asignación a los territorios es lo que todos los diputados distritales buscan llevar obras y recursos a sus municipios.

La Contraloría General de Cuentas (CGC) por una vez en su vida debe hacer el trabajo preventivo para que los diputados de la localidad, juntos con sus socios para ese tipo de negocios, no se hagan con los dineros mediante obras que termina siendo una excusa para clavarse el dinero.

Hay cientos de obras inconclusas de la administración anterior porque la lógica era hacerse de contratos para quedarse con el dinero, sabiendo que la institucionalidad del país es tan débil que no hay forma que quien actuó al margen de la ley, enfrente las consecuencias.

Eso obliga a las autoridades a malos arreglos, pero esta vez tiene que ser diferente y por ello es que la CGC debe hacer su trabajo para asegurar que no hayan licitaciones amañadas y el Ejecutivo presentar las eventuales denuncias en caso los “contratistas” que vayan a ejecutar el dinero de las obras operen con los mismos vicios de siempre.

Soy de los que cree que la ampliación era mejor presentarla antes, pero también creo que parte de la estrategia es lograr esta ampliación para esta y quizá el otro año, porque tal y como van las cosas en el Congreso, nadie sabe en qué estado estará la alianza para cuando toque discutir el Presupuesto del 2025, cortes y nueva Junta Directiva.

Crear cuartos de estrategia, que permitan trazar rutas más allá de lo que toca enfrentar en el día a día, se vuelve fundamental para el país.

Artículo anteriorSeguimos hablando del manual para motivar la participación política en el Congreso
Artículo siguienteVirginia Laparra renuncia a su cargo como fiscal; en una carta, explica sus motivos