Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

 

Ejercer el poder no es nada fácil y operar en un sistema como el de Guatemala es aún más complicado, pero todos los candidatos que entraron a la contienda el año pasado sabían cómo operaba nuestra realidad.

Claro está que quienes estamos en la llanura del poder, podemos ver las cosas de una manera distinta a como las visualizan y viven aquellos a los que el día a día del sistema los pone en una perspectiva distinta, pero tantos años en este oficio de tener que ver lo que pasa todos los días algo nos permite entender.

Luego de una semana tan convulsa como la pasada, se agitó el cotarro y llegamos a un punto que puede ser de no retorno, extremo que debemos evitar por el bien del país.

Un sistema que se construyó por décadas, que descansa sobre vicios, que se alimenta de la corrupción y se sostiene en la impunidad, no se iba a cambiar en meses o con algunas acciones aisladas y por eso es que ahora el fraccionamiento entre poderes y sectores es lo peor que le puede pasar al país.

No soy el Presidente, pero poniéndome en sus zapatos veo estas opciones:

Recomponer la alianza en el Congreso

Luego de la elección de la Junta Directiva, que se le arrebató de las manos a VAMOS y aliados, hubo una enorme queja que se incumplieron algunos acuerdos alcanzados. El tema de los gobernadores fue una de las manzanas de la discordia.

Vimos en algunos casos, como el de Oscar Chinchilla (cercano a Miguel Martínez) que se le dio la gerencia del INTECAP como parte de esos acuerdos y por el otro lado, muchos diputados se quejaron que sus sugerencias para puestos clave en la operación del Ejecutivo y otras dependencias no fueron tomadas en cuenta.

Esa situación permitió, entre otras, cosas, que la estructura que VAMOS dejó siguiera funcionando y eso les permite enterarse caso en tiempo real de muchas cosas que suceden en los ministerios y otras entidades.

Entonces ahora están sin acuerdos y con la estructura de VAMOS en muchos lugares. Revisar los nombres que proponen los diputados por 10, 20 o 30 abogados que contrate el Ejecutivo, dejar en claro que no pueden ser plazas fantasmas y acordar con esos diputados que se reformará y fortalecerá el servicio civil en Guatemala en este mismo año, debería ser uno de los acuerdos que abordados de forma transparente permitan empezar a viabilizar una alianza que no puede pasar por pagos en efectivo u obras millonarios que no se ejecutan.

Operar mejor el Congreso debe ser una coordinación hecha, a falta de operadores dedicados, por los Presidentes de ambos organismos. Hay algunos diputados que nunca van a cambiar y no van a dejar las mañas, pero hay un buen número con el que se pueden alcanzar acuerdos que no deben ser secretos, pues al fin y al cabo la gente tarde o temprano buscará responsables de por qué las cosas no cambiaron en el país.

Reformar el sistema para alejarlo de los vicios de corrupción e impunidad (que fue lo que la gente pidió en las urnas), necesita de acciones del Congreso y por tanto un pleito sin retorno entre el Ejecutivo y algunos diputados dispuestos a sacudir el sistema, no es la mejor opción.

Las obras deben llegar a los distritos de los mismos diputados y por eso la Contraloría General de Cuentas (CGC) no puede seguir siendo una entidad al servicio de las mafias. Que haga su papel para fiscalizar los dineros asignados a los territorios, los millonarios contratos que no avanzan y que no permiten que las inversiones lleguen a la gente. El Presidente debe ejercer el peso de la presidencia y demandar que la Contraloría haga su papel y eso trabajado junto con el Congreso (que lo nombra) debe obligar al Contralor a no seguir siendo tapadera de los vicios pasados. Reformar la Contraloría para fortalecerla es vital.

Se ve que la reforma a la ley orgánica del MP no fue operada de manera correcta y muchos congresistas estiman que se les tiró la bomba sin mucho margen de maniobra.

La operación oficialista que se ha venido dando desde el 14 de enero no ha sido la mejor, no ha rendido sus frutos y el retiro de la candidatura de Samuel Pérez para la Junta Monetaria es un claro reflejo de ello.

La SIB, la IVE, los ojos para el tema de la Fiscal

Consuelo Porras puede decir misa y le aplauden muchos de los operadores de la corrupción. La gente que entiende, dada la forma tan poco operada de la reforma, se ha quedado en una especie de neutro.

Pero una vez en Guatemala se sepa cómo es que durante 4 años nos han robado, cómo es que el Ejecutivo, muchos diputados y algunos contratistas hicieron piñata con el dinero de la gente y todo gracias a que Consuelo les ha hecho Porras viendo a otro lado y dándoles la garantía que un Ángel Guardián cuida de la corrupción, la gente no quedará tan indiferente.

Pero mientras las denuncias que dice la SIB haber presentado no se conozcan en qué fiscalía están, mientras el Ejecutivo no presente denuncias contundentes de los movimientos del dinero, las posibilidades que avancen las acciones para forzar a Porras a dejar de ser una aliada de la corrupción no tienen mucha esperanza porque el MP sabe qué trapos shucos tienen muchos en el hemiciclo.

Que se sepa cómo el Jefe de Jefes y sus aliados nos robaron es la clave de todas las claves y la IVE es fundamental porque la gente no cuidó las formas en las que movieron el dinero porque pensaron que iban a tener otros 4 años de pleno control.

Que Arévalo explique su concepto de justicia transicional, de cómo podemos integralmente fortalecer el Estado de Derecho, se vuelve clave porque las narrativas de desinformación pueden copar espacios que se dejan al no comunicar de forma estratégica.

Convocar a los sectores

El Presidente puede y debe convocar a los grupos organizados y sus principales para ir articulando y comunicando de manera directa esa forma en la que están viendo el país, las oportunidades, las complicaciones y también así poder escuchar de otras personas que no ve en el día a día, sus impresiones de temas importantes.

Había y entiendo que hay todavía en muchos, ancho de banda para escuchar y comprometerse con esas causas de país que nos permitan generar más oportunidades por medio de la inversión que tanto necesitamos en Guatemala.

Hay momentos en el ejercicio del poder que es necesario que el mensaje llegue directo y sin muchos intermediarios que puedan desnaturalizar el mensaje mismo.

Convocar a los sectores sociales, empresariales e indígenas, así como a algunos de los principales de esos sectores, es clave para avanzar una agenda coherente e integral para el país.

La agenda económica no puede ni debe esperar más. Las inversiones estratégicas en puertos, aeropuerto, carreteras e infraestructura de movilidad son fundamentales. Qué decir de las medidas que necesitamos en educación y salud.

Más operadores

Al Gobierno le ha costado arrancar, sin duda. Pero una cosa que debemos reconocer es que en otros períodos las cosas iniciaban más rápido porque era el negocio lo que movía la ejecución aún y cuando la gente no veía los beneficios.

Ya han pasado 4 meses valiosos y el Ejecutivo necesita más operadores porque los que hoy están en esa labor no se están dando a basto y en algunos casos por atender lo urgente descuidan lo vital. Gente que pueda ver el bosque desde arriba más allá de las ramas desde abajo por ese trajín del día a día, es fundamental.

Alguien no alertó que sacar el tema de la Fiscal sin los votos iba a pasar una enorme factura y si lo dijeron, no le hicieron caso o que el tema de Palestina iba a provocar golpes innecesarios en un momento en el que había que controlar los daños.

Con los alcaldes, por las razones correctas

Sin duda alguna, el Gobierno necesita de los alcaldes para avanzar muchas cosas que puedan tener un impacto positivo, uno de esos ejemplos es el tema del Metro.

Tener los operadores correctos para ir avanzando esos aspectos se vuelve clave y no pueden haber, como en el Congreso, oscuros acuerdos que uno no pueda comunicar en público.

Fijar la cumbre de octubre como prioridad

En octubre habrá un combo: elección de cortes, presupuesto 2025 y Junta Directiva del Congreso. Esa batalla ya se está jugando y no la pueden perder el oficialismo y aliados porque un fracaso significaría otros 5 años de una justicia al servicio de los operadores de siempre para proteger a los negociantes de siempre.

Esto es vital para la gente en su ruta por justicia, para el inversionista en su decisión de venir y para el guatemalteco que quiere seguir pujando por su país. Por eso convocar a los sectores hace aún más sentido porque solo la operación conjunta del guatemalteco comprometido puede inclinar la balanza para bien.

Llegar a ese momento sin acuerdos, dando a las mafias el vacío necesario para que ellos copen ese espacio, sería un grave error cuyos efectos los vamos a vivir por otros 10 o 15 años más.

Los operadores en esto deben tener plena habilidad para ganar la batalla sin recurrir a las mañas y suciedades que hacen los operadores del sistema paralelo.

Estamos tan cerca y tan lejos. Cerca porque si nos ponemos de acuerdo le podemos dar un mejor chance a Guatemala y si se dinamitan algunos puentes, quedamos tan lejos de eso que la gente demandó en las urnas.

Debemos asegurar que la gente no pierda la esperanza de un futuro mejor.

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