Luego que en La Hora hicimos una investigación de las visitas de la fiscal general Consuelo Porras a Casa Presidencial en el Gobierno pasado, un lector sugirió que hiciéramos la misma petición con las visitas del Superintendente de Bancos Saulo de León a la Casa Presidencial, lugar en el que trabajaban la pareja Alejandro Giammattei y Miguel Martínez.
Tras ver la data y revisar cuántos procesos había en el Ministerio Público (MP) en contra de Martínez derivado de transacciones sospechosas reportadas desde la Intendencia de Verificación Especial (IVE), fue fácil entender la jugada.
Para un país con un golpeado Estado de derecho, con un Ministerio Público (MP) al que le ha valido mostrarse descaradamente como los protectores personales de Giammattei y Martínez, queda que la entidad encargada de vigilar los movimientos financieros sospechosos que reportan los bancos, haga su trabajo de presentar la denuncia y los soportes.
En La Hora hemos entendido esto a la perfección y por eso hemos dedicado esfuerzos periodísticos para ahondar en el tema. Miguel Martínez salió de su nido para atacarme porque sabe que los movimientos en la SIB le pueden causar problemas locales y solo ante esas evidencias se le puede llevar ante la justicia pese al Consuelo que tiene desde el MP que lo cuidan como un Ángel guardián.
Saulo de León ha querido, luego del reportaje inicial, hablar con actores locales e internacionales para jurar y perjurar que es un hombre recto y que colaborará para demostrarlo. Lo que pasa es que quiere ser muy muy selectivo con la información que libera.
Eso lo entendió el ex jefe de la IVE y antes de quedar como el “malo de la película” prefirió renunciar para que sea otro el que libere la información y presente las denuncias. Según explican funcionarios de aquella época, el nuevo nombrado en la SIB, leal a de León, hizo los análisis financieros en el caso de Alfonso Portillo antes que terminara la década del 2010 así que sabe cómo se mueve la melcocha.
En la IVE hay suficiente información porque la gente, Consolada desde el MP, no guardó las formas. El Superintendente se queja en círculos cercanos que un diputado lo tiene amenazado porque al igual que “el Ingeniero Martínez” como le decían sus pupilos, éste diputado ya está sancionado con Magnitsky e hizo transacciones con otro que en la última campaña también se entregó a los brazos de la pareja de Giammattei.
El Consuelo que les queda es que en Guatemala pueden vivir en plena impunidad y por eso, ese valladar de la SIB y la IVE lo han protegido como un tesoro soñado.
Es entendible que si en época de pandemia, el delegado de Salud para el Centro de Gobierno trató a Saulo de León cuando le dio COVID, hasta en eso el superintendente sienta compromiso con Miguelito, pero tiene que decidir porque todos los reflectores están sobre él.
Ya Saulo de León sabe cuáles son las transacciones que ordenó engavetar en el pasado. Lo saben muchos actores en Guatemala y en el mundo y por eso, de León decidirá con sus propias acciones si ratifica su lealtad y alianza a los operarios de la corrupción, o actúa conforme la ley y la Constitución que juró cumplir.