Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
En la era democrática, los guatemaltecos no hemos sabido capitalizar un par de oportunidades que hemos tenido para entrarle de lleno a los vicios del sistema que nos permitan enderezar rumbos.
El año entrante se nos presenta una oportunidad que la gente debe entender correctamente.
A Alejandro Giammattei y Miguel Martínez se les quita el control, vía el Ejecutivo, de miles de millones de Quetzales que usaban para los del círculo de confianza que a la vez era el círculo de la corrupción.
Se les empieza a cerrar el pleno control (les quedarán cuotas) que tenían sobre todas las instituciones del Estado que permitían a la pareja del mandatario ser el Presidente de Facto de este país.
Al Congreso se le cierra mucho el chorro (no todo) para seguir haciendo millones con los dineros que maneja el Ejecutivo y se debe forzar de nuevo que haya acuerdos políticos que no dependan del grosor del fajo de billetes.
Tendremos elección de magistrados del Organismo Judicial (OJ) que hará el nuevo Congreso.
La Corte Constitucional, vía lo que le hicieron a Leyla Lemus, ya probó que las mafias no saben de lealtades; la Contraloría de Cuentas tiene una enorme oportunidad de mostrar con hechos que hay deseo de cambio.
El Ministerio Público (MP) tiene que dejar de ser el Consuelo de la Corrupción y dejar de operar como un Ángel de la Impunidad.
Y, por tanto, las nuevas autoridades son solo una parte del eslabón. El Ejecutivo queda en unas manos que la gente no identifica con ese mar de corrupción y ahora queda la tarea de enfrentar esos enormes vicios.
Son tantos, que será fácil marearse si no se definen bien las prioridades.
Al Gobierno y a Bernardo Arévalo les toca liderar/provocar lo que debe ser un esfuerzo ciudadano, de los guatemaltecos más comprometidos y más influyentes, pero sabiendo que sí nos debemos dar a la tarea de encontrar los temas en común, afinar las formas, las propuestas y trabajar duro para hacerlos realidad.
Cada quien tiene sus temas y prioridades y eso es válido, pero debemos encontrar temas compartidos para ir teniendo victorias ante un sistema que está herido, pero no de muerte. Si no nos unimos, el sistema se recompondrá y nos morderá de nuevo a todos.
Además, que dejaríamos ir otra oportunidad para encauzar el país. Si con todo lo que hay en contra, se ha logrado mucho, haciendo los ajustes podemos dar pasos firmes a nivel país que impacten en el desarrollo de la gente.
Seamos la generación que logró entender los tiempos, manejar las necesidades y lograr los acuerdos para dar saltos de calidad en Guatemala.
El país y nuestros hijos nos lo van a agradecer.
Feliz Año 2024.