Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Derivado de los últimos acontecimientos en Guatemala en donde la población mandó un mensaje que desea cerrar y enfrentar los grandes chorros de corrupción que tanto nos han complicado, se está generando un espacio importante en el que personas de distintas corrientes pueden converger con el afán de encontrar terreno común.

Esto implica madurez y real entendimiento. Buscar agenda común no significa perder principios, pero tampoco implica intransigencia en ideas y puntos de vista que sí encuentran alineación en esos principios que se vuelven los rectores en la vida de cada quien.

Los “bullies”, los radicales y los que desean seguir en la ruta en la que la corrupción es el motor de mucho querrán tenernos divididos por medio de estigmatizar, de narrativas que impidan diálogos y acuerdos sostenibles y por eso es que insisto que tenemos que estar sabidos de lo que está en juego y el ambiente en el que tendremos que llevar a cabo las acciones para poner a Guatemala en una ruta mejor.

Para muchos será un cambio de cultura y tendrán que pasar el proceso de adaptación. Por ejemplo, aquella persona que pensaba que iba a atraer inversión si lograba sentar a los interesados con los que iban a recibir “las mordidas” o “alfombras”, debe entender que ahora debemos ser capaces de transformar un sistema que le abra las puertas a los que desean hacer las cosas bien.

Hay tanto por hacer e invertir en Guatemala, que estamos en la posibilidad de invitar a los mejores de Guatemala y del mundo que participen en un escenario del que se han alejado por la corrupción. El país ofrece muchas oportunidades de inversión que genera oportunidades y empleo y tenemos que ser capaces de atenderlas.

Claro está que el inversionista serio busca siempre refugio en lugares en los que el Estado de Derecho es su garantía porque eso protege a cualquiera del que exige mordida para dar una licencia, para conceder un registro o para dar una autorización.

Y es por ello que las iniciativas que se han venido trabajando en el campo de la reforma legal deben empezar a discutirse con las autoridades electas porque no solo se deben debatir, si no que debe lograrse el mayor consenso y apoyo posible pues su aprobación e implementación no será fácil.

Los operadores de las facciones de la corrupción se centran en cuatro grandes focos: infraestructura, medicinas, contrataciones en general (son muchos millones) y el sistema de justicia. Quien controla la justicia controla todo el juego porque sabe que pase lo que pase con la infraestructura, con las medicinas y con la millonaria compra hasta de unos machetes, por citar un ejemplo, tendrá solución en un sistema que no está funcionando.

Sería importante que el presidente electo, Bernardo Arévalo, pueda conformar un equipo especializado para trabajar de la mano con aquellos que han promovido planes e iniciativas en el campo judicial y así, el 14 a las 14 las cosas puedan entrar a una dinámica especial.

Esta transición será muy particular. Por un lado quienes desean ignorar la democracia, por otro lado los que desean debilitar a los electos y por el otro los que están pensando cómo maximizar esta oportunidad que no se nos presenta para transformar Guatemala mediante un acuerdo sano entre políticos y ciudadanos con el afán de avanzar, corregir y crecer.

Hay oportunidades que se presentan y que ojalá las podamos aprovechar para no desperdiciar más años. 

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