Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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A la gente se le olvida, pero el sábado 1 de julio del 2023, la Corte de Constitucionalidad (CC) estuvo a punto de suspender la segunda vuelta y solo porque fueron descubiertos, quitaron de la resolución esa parte dejando solo en suspenso la oficialización de resultados.

En otras palabras, la CC siempre se ha querido bajar el proceso porque recuerden que quienes nombraron a los magistrados, no quedaron satisfechos con los resultados.

Cuando fue la elección de Consuelo Porras, la CC tampoco era competente porque era un juzgado al que le correspondía conocer por temas de competencia jurídica, pero la máxima corte actuó en prevención por la urgencia y otorgó el amparo provisional para beneficiar a Porras y después mandó con un juez.

Ahora que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) busca protección porque el Ministerio Público (MP) rompe la cadena de custodia de los votos, la CC se lava las manos porque tanto los magistrados, como Alejandro Giammattei, Miguel Martínez y Consuelo Porras quieren ver si existen formas de evitar que la voluntad popular se consagre.

Se sabe que a nada de la primera vuelta que afecte a los miembros de la alianza oficial le van a entrar, entonces centran sus esfuerzos para ver cómo evitar el resultado final.

La democracia está en juego y el Presidente Electo necesita liderar un esfuerzo para salvarla. Solo él puede convocar a los distintos sectores para que el primer punto de una agenda que debe ser común por el bien del país, sea salvar la democracia.

Las salidas de los asaltantes de la democracia serán una cuestión de tiempo porque arropados por la misma CC, ahora sienten que pueden avanzar algunos cuantos kilómetros para llegar en mejor posición al 31 de octubre, cuando se acaba el proceso electoral.

Esto no es de pro Arévalo o contra el Presidente Electo, esto es de pro democracia o contra la democracia y no hay medias tintas.

Quienes están en una cruzada para que los resultados electorales no se respeten, están yendo en contra del ciudadano que custodió el voto en las urnas y por eso la gente debe entender que el ataque no es a los políticos, es al ciudadano que se expresó y al que cuidó los votos en dos jornadas para la historia.

Si Arévalo, apoyado por quienes desean preservar la democracia, logra que los guatemaltecos nos unamos para defender esta primera y vital causa común, no solo salvaremos la democracia sino que sentaremos las bases para futuras discusiones clave para el desarrollo integral del país.

Es el momento de máxima sensatez, máxima determinación y extrema madurez porque nos jugamos todo.

Si ganan los que no quieren democracia, los niños de este país vivirán en una Guatemala en la que su voz no tendrá el peso que necesita.

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