Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Quería abordar algunos aspectos de la segunda vuelta electoral, pero viendo cómo van las cosas y los esfuerzos existentes para que los resultados queden invalidados, hablar de lo que pueda pasar el 20 de agosto y de lo que los ciudadanos nos deberíamos estar cuestionando para decidir queda en el limbo hasta que no se aclare el panorama y se asegure que no se abrirá la puerta para invalidar la elección.

Un proceso en el que se permitió la descalificación de candidatos, aplicación de criterios distintos para casos similares y en el que vemos tan normal que Miguel Martínez se comunique y tenga los audios de las declaraciones de una magistrada del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no podía terminar con plenas certezas porque todo lo que se cosechó ahora está rindiendo sus frutos.

Muchos de los que ahora se quejan no dijeron no pío en su momento porque estimaban que todo lo que el sistema hacía los iba a terminar beneficiando y cuando los votos se fueron contando el domingo 25 de junio, vino la sorpresa por lo que la gente expresó en las urnas y que básicamente es el hartazgo de más del 50% de los electores.

Decía en mi columna anterior que entender el hartazgo también resulta complicado cuando, VAMOS, luego de toda la corrupción de este Gobierno termina con 39 diputados y 131 alcaldías y sin duda que esto nos obligará a entender que el sistema está golpeado pero no acabado y que los actores clave del mismo pelearán con todas sus fuerzas para mantenerlo pues les ha sido sumamente rentable, aún a costa de millones de guatemaltecos.

Nos guste o no, en Guatemala no hay un reconteo de votos. Ese puede ser un tema a a discutir en la que debiera ser la obligada reforma electoral que debería  ser integral pero por ahora la legislación electoral no lo contempla.

Todos los partidos los saben, entonces, ¿por qué pedirlo? ¿O es que solo se desea generar la sensación que hubo un fraude por qué no nos gustaron los resultados? ¿Si la segunda vuelta hubiera sido Sandra versus Zury, se estaría diciendo lo mismo?

Los testados en las actas, dado que nuestro sistema es “super moderno” y sigue siendo manual el llenado de las mismas, puede entenderse como normal porque hay que testar y de eso sabemos los abogados. Claro está que lo testado en las actas tiene que tener un fundamento en los votos.

Ahora bien, muchos de los partidos que hoy reclaman y especialmente aquellos que pactaron con el Centro del Gobierno, tenían fiscales en las mesas y jefes en los centros. ¿Por qué los fiscales no pegaron el grito al cielo en ese momento si lo que estaba en las actas supuestamente no pega con la realidad de los votos contados en la mesas?

¿Por qué no cumplieron con los procedimientos para que las audiencias de revisión se dilucidaran esos aspectos? Si no cumplieron con ese procedimiento, es como aquel que nunca presentó pruebas pero se limita a decir que “los que pasa es que no se las aceptaron y que por eso no las presentó”.

¿Por qué lo que oímos el domingo fue lo que de los digitadores que se movieron, que la misma Junta Electoral ya asumió responsabilidad y no que las actas ni reflejaban lo que había pasado en la mesa?

Sin duda alguna habrá cosas que revisar pero para eso, guste o no (a mi no me gusta), hay un proceso claro y ese es el que debemos seguir. Salir ahora a pedir el recuento es una jugada que saben no puede darse pero que busca encontrar las formas de invalidar una elección por varias razones.

Una, el 14 a las 14 muchos actores quedarán sin inmunidad y para efectos nacionales e internacionales es una mala noticia que las elecciones hayan quedado como quedaron y por eso ahora resulta clave encontrar la manera de dinamitar el proceso.

A ellos se suman los que el resultado les genera preocupación y en lugar de preguntarse qué hicimos,  qué dejamos de hacer y especialmente qué toleramos como ciudadanos para llegar hasta este punto, encuentran en dinamitar el proceso como el mejor camino posible.

Estamos abriendo una puerta sumamente peligrosa y hay quienes a los que ser sancionados sí les pesará y es bueno recordar que nos están viendo con lupa.

Mirémonos para adentro y entendamos lo que debemos hacer para enderezar este país y sacarlo de las garras de la corrupción, la impunidad y los extremos radicales que de nada suman en este proceso de país que debemos llamar Guatemala.

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