Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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La Corte Suprema de Justicia (CSJ) otorgó un amparo en definitiva al Partido Orden y Desarrollo (PODER) que nominó a Oscar Rodolfo Castañeda como candidato presidencial y tal decisión tiene grandes efectos en las elecciones.

Y no me refiero por la parte política, toda vez que la participación del candidato no impactará mucho en las preferencias electorales, sino en la parte operativa porque ya estando a 8 días las papeletas ya tienen que estar impresas para que de tiempo de entregarlas y que todo esté listo el día de la elección.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha dicho que apeló la resolución ante la Corte de Constitucionalidad (CC) porque no la comparten y porque además dijeron que no contemplan ampliar plazos para la impresión de papeletas, es decir, la elección se tiene que celebrar sí o sí el 25 de junio.

Pero aquí es donde viene el asunto. ¿Qué pasa si la CC no resuelve a tiempo? La elección se llevaría a cabo sin haber cumplido una orden emitida por la CSJ y eso en el futuro abre grandes puertas a la incertidumbre.

¿Qué pasa si los resultados no son satisfactorios para el oficialismo y sus aliados? ¿Servirá esto de excusa para que se invalide todo el proceso electoral?

Por eso es clave que la CC resuelva con prontitud, ahora bien, si la máxima corte confirma el amparo caemos en un escenario complicadísimo porque no daría tiempo a re imprimir papeletas para el 25 de junio y por tanto las elecciones mismas estaría en riesgo.

Pero llegar al otro domingo sin una resolución clara es un arma muy peligrosa porque da margen de maniobra a quienes pueden tener la tentación de elegir a dedo a quienes desean en el poder toda vez que tienen la necesidad de impunidad.

Imagine que la CC dijera, luego de la elección, que la CSJ tenía razón y que PODER debió haber participado… ello implicaría que la elección habría sido realizada de mala manera (en buen chapín) y seguramente los insatisfechos con los resultados serían los primero en pedir que se repita la misma.

Si ese catastrófico escenario llega a ocurrir, surgirían otro montón de preguntas. ¿Qué pasaría el 14 a las 14? ¿Con qué candidatos las vamos a repetir? ¿Cuándo?

Todos sabemos que los tiempos de la justicia en Guatemala no son los óptimos y eso es algo que debe ser parte del acuerdo que alcancemos los guatemaltecos para reformarla, pero surge la enorme duda de por qué en este momento se resuelve un amparo que lo puede poner todo en jaque.

¿Si llega a quedar un candidato que pueda poner en riesgo piezas clave del esquema de impunidad, verían la necesidad algunos de recurrir a este As bajo la manga?

Lo que menos necesita Guatemala es más incertidumbre en un proceso que ya ha contado con suficiente y por eso una resolución clara que luego no invalide todo es fundamental porque seguir jugando con el voto de la gente sería seguir golpeando una frágil democracia.

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