Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Hechos de delincuencia común, organizada y crimen transnacional han generado un irreparable dolor en los guatemaltecos y nos amenazan a seguir generando heridas que nunca se cierran pero que el humano aprende a vivir con ellas.
Es un momento clave porque los humitos de impunidad que se han generado en el país han sido aprovechados por los criminales que le tienen tomada la medida al sistema. Saben que librarse de la justicia tiene un precio que puede ser pagado con capacidad de fuego (amenazas) y/o con dinero que les es factible pagar porque la industria del crimen genera y cada vez más.
Ayer la Cámara Guatemalteco Canadiense emitió un comunicado y ofrece apoyo a las autoridades para que sean ciudadanos y funcionarios los que, juntos, enfrenten la coyuntura de inseguridad que nos azota y creo que es positivo porque siempre he dicho que los temas trascendentales de un país no solo pueden quedar en manos de funcionarios y/o políticos.
Así como es de importante atender el momento, es necesario enfrentar el fondo y debe ser una comisión igual, de ciudadanos privados y funcionarios, la que aborde el trasfondo del problema que ha generado un repunte.
Desde el desmantelamiento de la Policía Nacional Civil que arrancó en el 2018 hasta la imperante impunidad que campea en las cortes, genera una tormenta perfecta pues muchos criminales pensarán que si los políticos y sus aliados se salen con la suya, ¿por qué ellos no?
La semana pasada todo mundo quedó con los pelos de punta de ver lo que pasó en México, ayer se conoció de un video en el que la policía fue amenazada por una persona que hasta pidió que lo grabaran y que le dice a los agentes que le manden un mensaje al Comisario de la localidad.
La espuma crece muy rápido y las formas en las que están operando aterrorizan a la población de todo nivel, de todo estrato. Claro está que quien tiene menos oportunidades está en una posición aún más complicada.
Las autoridades de seguridad expresan tener voluntad y este es el momento de cara o cruz porque de lo que empecemos a hacer ahora depende el futuro inmediato, el corto y largo plazo. Ya no es momento de seguir volteando a ver para otro lado cuando hay tanta gente que sufre los embates de la criminalidad.
El problema es muy profundo porque hay razones de fondo de por qué los delincuentes están desbocados. Saben que no hay certeza del castigo, que no hay consecuencia, que el sistema tiene sus formas de ser evadido para seguir haciendo de las suyas.
La policía, los juzgados y las cárceles han caído en las brazas del sistema y no están pudiendo responder a las necesidades que tienen los ciudadanos.
Este es el momento de una alianza de ciudadanos y funcionarios para atender los temas de urgencia sin dejar de enfrentar los problemas de fondo, que aunque sean complejos y los resultados se miren en el mediano y largo plazo, serán los que nos darán sostenibilidad futura y una mayor paz para vivir.