Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Las cosas hay que ponerlas en contexto y ahora que se avecina el proceso para la elección de Contralor General de Cuentas (CGC), es importante hacer notar que el pacto oficialista que ha podido ir controlando todas las instituciones necesarias para sus fines, ya maneja la CGC.
El actual contralor, Edwin Humberto Salazar Jerez, ha sido un fiel sirviente. Pero como en la política no hay lealtades, ahora el oficialismo quiere llevar a una pieza clave en el manejo de las finanzas del partido VAMOS, que controlan el presidente Alejandro Giammattei y Miguel Martínez, centro del Gobierno.
Ya tienen el control del ente fiscalizador, pero necesitan asegurarse que no exista fisura alguna porque dentro del plan de control electoral que se han propuesto, la emisión de los finiquitos, la revocación de algunos ya otorgados y la realización de reparos que deriven en denuncias penales será uno de los platos fuertes para la contienda electoral.
Giammattei accedió al poder por “default”, pues la ausencia de Zury Ríos y Thelma Aldana en la papeleta le abrió las puertas de pasar con menos de 700 mil votos a la segunda vuelta, momento en el que Sandra Torres, con su antivoto, se encargó de catapultar a quien ahora actúa como un Daniel Ortega. Ahora sienten que dejar a candidatos fuera de la boleta, les puede volver a “favorecer” y una vía es las herramientas que ofrece la Contraloría.
El oficialismo se las juega todas por Erick Mazariegos. Es su favorito, pero no la única carta pues Leyla Lemus fue pieza clave de Nora Segura en la CGC y hay quienes aseguran que ella es el plan B en caso algo salga mal con el primero que, por cierto, tiene que ver con las finanzas de VAMOS.
Por eso, yo decía hace unos días que el hecho de que los políticos sean ciegos, sordos y mudos es usado como ventaja para quienes están operando a todo vapor para sentar las bases para el proceso del año entrante.
De aquí a diciembre habrá cancha para el avance oficialista pues se han encargado de sembrar miedo en algunos, división en sectores y poca esperanza en una ciudadanía que se siente resignada en medio de tanta apatía.
Pero en enero, los políticos dejarán de ser mudos, pero aún y cuando muchos actuarán para “cambiar” al sistema, porque desean ser ellos los de los negocios, no le sentarán bien las zancadillas oficiales y ahí veremos que el ambiente será distinto.
La comunidad internacional estará igual más activa. La última lista Engel preocupó al Gobierno al punto que hicieron maletas para ir a Ucrania y Taiwán para quedar bien con los Estados Unidos y les preocupó ver que algunos cercanos al Centro de Gobierno ya formaron parte de las sanciones.
Les preocupa que les tengan tomada toda la película y es que hay motivos para ello. Este Gobierno ha controlado mucho pero también ha hecho muchos enemigos en el camino. Gente a la que usan, pero luego no les cumplen y en esos momentos de tristeza muchos han decidido compartir lo que saben para lavar cara.
El ciudadano debe entender lo que está pasando y cómo es que planean el año electoral, pero sin confundirse porque el pacto oficialista hoy ya controla la Contraloría, como lo hacen con el MP, la CC, la CSJ, el INACIF, la PDH, la USAC, el Congreso y muchos otros.