Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Estaba en tránsito de regreso a Guatemala por un viaje de trabajo cuando alguien me mandó un tuit que hacía referencia a una presentación de la Cámara de Industria (CIG) en un evento preparatorio de un foro que hizo con el apoyo del Ministerio de Economía (Mineco) y varias empresas, incluidos algunos medios de comunicación.

Colocan a La Hora a la cabeza de los medios de comunicación (locales e internacionales) que, según ellos, tienen una narrativa en los temas de “élite depredadora, pacto de corruptos, CICIG y Naciones Unidas”. Foto Vía @jorge2503/Twitter

Resulta que la imagen identifica como de izquierda a muchos medios (que por cierto no “patrocinaron” el evento) y en primer lugar, en el “top of mind” de quienes hicieron la presentación, está “La Hora”.

Dice que los medios tienen de “aliados” al Departamento de Estado de los Estados Unidos e identifican ellos algunos elementos de una supuesta narrativa. El término de “élite depredadora” que dijo Juan González, no nosotros, sin duda que les molestó, y mucho, porque lo tienen también de primero en su listado.

A saber a quién querrían agarrar de “papos” porque por mucho que sigan con la bandera de izquierda y derecha, por mucho que deseen exacerbar los ánimos con el tema del socialismo, ellos saben que en Guatemala opera un sistema que ha sido, es y será ordeñado por personas que se identifican tanto de izquierda como de derecha.

Saben los señores de la CIG, que hoy por hoy, hay un Jefe de Jefes que los pone a marchar y al que le rinden pleitesía porque amenazan con que el proceso aquel de financiamiento seguirá “vivo” si no se ponen firmes con los planes electorales de VAMOS, entre otras cosas.

No pueden negar, por mucho que digan misa, que los inversionistas serios de Guatemala y de afuera interesados en invertir en nuestro país se la ven a palitos porque quedan a merced de cualquiera que les quiera pedir una “mordida” a cambio de dar una licencia, una autorización o contrato del Estado.

No importa si quien pide la autorización, licencia o busca un contrato ha cumplido con todo lo que manda la ley. Si a un fulanito se le ocurre, desde el más gato hasta un Jefe de Jefes, pedir algo y empecinarse que mientras no se cumpla no hay tales, las cosas no caminan por mucho que la inversión puede ser vital para el país.

Si para tapar eso en lugar de enfrentarlo de manera integral, los de CIG quieren seguir con la narrativa de derecha e izquierda, ellos solitos quedan pintados de cuerpo entero sin que nadie más tenga necesidad de decir pío.

Como abogado corporativo y persona que dedica parte de su tiempo al periodismo, a dirigir una empresa y a asesorar otras, a lidiar con inversionistas de primer mundo,  sé lo que hablo.

Guatemala necesita que los que tenemos oportunidades no seamos privilegiados en un reino en el que mucha gente aspira a migrar para dar saltos de calidad y para eso necesitamos luchar en contra de un sistema que está diseñado y opera para que los que deseen ser parte del circo de la corrupción, tengan ventaja sobre el honrado que se resiste a tirarse al lodo.

Eso no pasa por quitarle a los que tienen, si no a trabajar más para seguir generando y con eso poder ir cerrando brechas. Se necesita un Estado que funcione no para dar pescado por el resto de la vida, sino solo de forma temporal mientras sus ciudadanos aprenden a pescar y a valerse por sí solos.

Como bien dijo mi amigo y socio de La Hora, Luis von Ahn, gusto da ser identificado como un enemigo de la corrupción y más que eso, ser muy derechista para los izquierdistas y muy izquierdista para los derechistas.

A la gente no se le puede olvidar que La Hora es un medio pero que opera como una empresa común y corriente. Negocio que muchos han tratado de quebrar y en lugar de buscar oscuras formas, contamos con la confianza de un guatemalteco ejemplar que se labró su camino sin ninguna ilegalidad, sin ningún privilegio y explotando las oportunidades que tuvo por su talento.

Esa visión de hacer las cosas, de crecer, de generar más y de empoderarnos buscando que otros que luchan y se esfuerzan también se empoderen, es clave en nuestro modelo y debería ser lo que obsesione a quienes hoy operan como que fuera la guerra fría.

Sí hay riesgos de los extremistas de izquierda como los hay de quienes dicen ser de derecha y por eso es que el punto de encuentro debería ser la reforma de un sistema que le da cabida, aire, espacio y dinero a esos radicalismos y el debate girar en torno a las medidas integrales que necesitamos para que quien desee hacer las cosas bien pueda lograrlo, sin importar si es empresario o empleado, ladino o indígena, rico o pobre.

Está bien que traten de agarrar de “majes” a su público, pero en el fondo, están conscientes que vemos y sabemos lo mismo, solo que lo encaramos de forma diferente y optamos por no hacernos los “babosos” de la realidad que vivimos.

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