Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El juego de ayer fue solo la culminación de un proceso con varios objetivos, pero los 120 minutos del miércoles y la tanda de penales nos dan luz para entender que la mentalidad del guatemalteco ha cambiado y puede seguir cambiando.

Los seleccionados se pusieron arriba en el marcador gracias a un cabezazo de Arquímides Ordóñez que se clavó en el fondo del arco, tras un centro perfecto. “Hácete grande” le dijo Néstor Cabrera al 10 y no falló.

Luego del gol y todo el segundo tiempo se vivieron momentos difíciles porque la presión de México fue bastante y el equipo tuvo que defender y renunció al ataque. El árbitro no ayudó y se temía que cayera el gol de los mexicanos, el desorden táctico y la desconcentración hicieron estragos en todas las filas del equipo.

Cayó el empate en el minuto 73 y se sabía que el resto del tiempo iba a ser complicado porque México se iba a lanzar por todo. Guatemala no se encontraba en un buen momento, el cielo se sentía gris y estaban incómodos en el campo pero supieron manejar la presión como si fueran jugadores con décadas de experiencia.

Y fue esa seguridad en sí mismos lo que ocasionó que al 86 todo cambiara. Un penal para México nos hizo temer lo peor, nos trajo recuerdos de aquella fatídica tarde en Trinidad y Tobago en la que estuvimos tan cerca del repechaje y tan lejos del Mundial 2006 pero la confianza de los jugadores evitó la debacle y empezó a trazar la ruta final a Indonesia 2023.
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El arquero Jorge Moreno, que ya iba acumulando atajadas, se convirtió en el jugador que cambió todo. Atajó el penal a cuatro minutos del final y su acción fue el “cambió de chip” que la selección necesitaba.

Los jugadores terminaron el partido con otra actitud y en los tiempos extras tuvieron más confianza que llegó hasta los penales, a pesar de dos fallos consecutivos que pudieron haber dado el boleto antes.

Moreno se hizo grande de nuevo, atajó tres penales en la tanda y detuvo el decisivo para dar el pase al Mundial. La alegría de la gente fue brutal en un momento complicado para los ciudadanos de este país, muchos de ellos llorando a sus familiares, levantándose más temprano para ir a trabajar, viviendo con las inclemencias del clima y luchando contra tanto malandro que le hace la vida imposible a los honrados.

El fenómeno del 2006 fue explicado por algunos miembros del proceso de aquella época como un tema mental pues algunos jugadores no se terminaron de creen lo que eran capaces y eso los desordenó y les evitó la faena.

Pero estos jóvenes, que pasaron momentos grises en el partido, que tuvieron que aguantar una cuestionada actuación del árbitro, que supieron mantener cabeza fría y no se dejaron dominar por el típico pensamiento de “otra vez nos quedamos en la orilla”, aguantaron el vendaval de los mexicanos y nos dan una lección de vida de cara a lo que viene.

Nosotros, como ellos, nos enfrentamos a adversidades reales si queremos cambiar este país por el bien de todos pero debemos confiar en los procesos para construir confianza, para articular, mejorar nuestra capacidad de proponer y entender que lo perfecto es enemigo de lo necesario.

Debemos ser capaces de actuar, de creer cómo lo hicieron ellos, que si nos mantenemos juntos, que si creemos que un mejor país es posible y redoblamos los esfuerzos, vamos a ir logrando los objetivos.

Tanta grandeza en los jóvenes, tanta madurez para guiarnos con el ejemplo. El orgullo que sienten ellos y sus familias se multiplica por lo que nos han hecho sentir, pero en especial por lo que nos hacen creer.

La Sub-20 va a Indonesia y el viernes se juega el pase a los Juegos Olímpicos. Nosotros los ciudadanos hagamos nuestra parte y empecemos de una vez por todas el proceso de transformación de este país y con ello, no solo tendremos mejores instituciones, más oportunidades y expectativa de vida, sino que habrá más alegrías en el deportes que demostrado está, tocan la fibra de millones de guatemaltecos.

Gracias por todo a los jugadores, cuerpo técnico y sus familias.

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