Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Todos los actores de más peso en la sociedad han tenido acceso a la historia de Nicaragua, contada por actores importantes ya sea en el mundo empresarial o periodístico y por lo tanto, se sabe cómo es que a lo largo del tiempo “toleraron” algunos desmanes de Daniel Ortega que en realidad eran claros avisos de lo que se venía.

Y lo digo porque aquí el “yo les doy paz con Consuelo Porras en el Ministerio Público (MP) y les quito a Erika Aifán pero no me hacen olas en nada” se ha convertido en el motivo por el que muchos se han convertido en aliados de un Presidente que ya les tomó la medida y ahora se alista como predador que atacará a sus presas.

Hay suficientes indicios para saber que la corrupción pura y dura, el tráfico de influencias y las mordidas sofisticadas (quizá menos maletines pero más “apartamentos”) y el dinero en miles de millones en “obras” están de regreso y es evidente que el silencio de las cámaras los deja en esa posición de “no generar ninguna ola”.

Quien muestre “algo” que las cosas no van como debe ser en el país, no solo se puede hacer merecedor de la famosa “madreada” sino que además se les presiona con las cosas que la Corte de Constitucionalidad (CC) debe resolver porque se les dice que quien esté en malos términos con el régimen no estará en buenos términos con Leyla Lemus, magistrada que controla la corte.

Tener elecciones cada 4 años sin super escándalos de fraude o de extremo manoseo, ha permitido tener una “fachada electoral” y ahora hasta eso está en riesgo porque el régimen de Giammattei y su Centro de Gobierno está trabajando con muchos magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) respecto a quienes podrán correr y quienes no.

Sabiendo que tienen el control, es cuando piensan en sacar un candidato como Manuel Conde que se sabe que no tendría los votos para ganar una Presidencia, pero como aquí no es de convencer electores sino magistrados para que se puedan manosear las elecciones (vía bloqueo de candidatos y vía “tocar” el sistema de cómputo de conteo electoral), una candidatura mediocre puede tener “chance” de resultar “milagrosamente ganadora”.

Se sabe que el Centro de Gobierno anda “reclutando” candidatos y quien no dice amén sabe que empieza a caer en desgracia y corre el riesgo de simplemente quedar fuera del proceso. Quien esté dispuesto a someterse, no tendrá problemas en el MP, en la Contraloría General de Cuentas, en el TSE y en la CC.

Lo bueno de todo este burdo manoseo es que cada vez hay más gente incómoda con lo que ocurre. Empresarios que están hablando y que seguramente pronto se verán en la necesidad de proponer hojas de ruta porque se ha empoderado a un totalitario a quien domina un impulsivo que va agarrando callo en mañas, en negocios y que está sabiendo usar el aparato estatal para someter a los “adversarios” y asegurar “lealtades”.

Al hecho de que más gente con influencia se dé cuenta se suman los ojos que la comunidad internacional ha puesto en Guatemala. Estados Unidos respondió una pregunta hecha en torno a sanciones y, conociendo cómo se mueven las cosas, no fue una equivocación tipo las del presidente estadounidense sino una respuesta totalmente calculada.

El totalitarismo que busca el régimen se enfrenta con propuestas, con articulación, con consensos porque el problema de fondo es un sistema que solo cambia de manos. Claro está que Giammattei ya entendió que la porosidad del sistema le permite un control total y por eso da la milla extra para asegurarse que él, su Centro de Gobierno y sus aliados tengan quizá 4, 8 o 12 años más poniendo presidentes y usando el sistema cual vil caja chica.

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