Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Queda la duda si Consuelo Porras alcanzará los votos necesarios para estar en la lista de los 6 candidatos que la Comisión de Postulación le trasladará al presidente Alejandro Giammattei para que se elija al nuevo Fiscal General.
Porras está activa y quiere mandar señales claras que ella es la “persona de fiar”. Ha ejecutado lo que la Fundación Contra el Terrorismo (FCT), entidad de la que no se sabe cómo se financia y cuyos líderes han sido sancionados por Estados Unidos, ha solicitado y la Fiscal General usa esos planes como un “sprint final” para mostrarse útil ante el Presidente.
Pero si por alguna razón no queda en la lista final o no es electa por el Presidente, hay quienes le hacen cálculos a Giammattei de cuáles serán las reacciones de Porras.
Si no es la ungida, ¿entonces sí habrá testigo A? ¿Entonces sí habrá alfombra con dinero? ¿Entonces todo lo que ha pasado con el Centro del Gobierno ya no quedará desapercibido?
Y ante ese riesgo, Giammattei hace sus cálculos. ¿Qué escenarios quedan si ella no va a poder repetir? ¿Cómo neutralizar a Porras, quien hoy ha sido un fiel sirviente (como fue Giorgio Bruni, como fue Allan Rodríguez, etc.) con el menor impacto posible?
Hay quienes plantean que si la lista no “lleva a Porras” (aunque Giammattei no la vaya a elegir porque sintiera que no le conviene tensar la pita tanto), es mejor evaluar botar el proceso de elección de Fiscal General y que el MP continúe sin ella pero aún con el Consuelo y con el control de la fiscal saliente.
Al fin y al cabo, saben que controlando la Corte de Constitucionalidad (CC) detener el proceso es un botón que pueden oprimir si estiman necesario.
Por el otro lado, hay quienes expresan que habiendo posibilidad de que los 6 que lleguen sean candidatos “leales” al Presidente, es mejor seguir con el proceso aunque fuera sin Consuelo Porras pero eso irrita y preocupa a la Fiscal General porque siente que ha hecho mucho para tener otros 4 años más.
Este es un juego de ajedrez que se fundamenta en impunidad y evitar “traiciones”. Quedan semanas claves y vienen días fundamentales, porque el país necesita instituciones de justicia que actúen con independencia para lograr en Guatemala un verdadero Estado de Derecho.