Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Decir que este Gobierno es el único responsable de la masiva migración de guatemaltecos en busca de oportunidades es impreciso porque son solo la última parte de una cadena de mandatos en los que no se han atacado las causas estructurales que generan migración.

Pero teniendo ahora las riendas del país y el control de todas las instituciones al mejor estilo de Daniel Ortega, sí hay una enorme responsabilidad para que se dejen de operar los negocios, manosear las instituciones y se rompan los pactos con las mafias que no desean cambios de fondo que permita la mayor generación de oportunidades en el país.

Las remesas han generado un círculo vicioso que nadie quiere romper. Al no generarse suficientes oportunidades en Guatemala, la gente migra en busca para superarse en Estados Unidos, trabajan como los grandes, hacen dinero, mandan miles de millones, sostienen el consumo masivo en nuestra economía y para no acabar esa realidad, no se atacan las causas estructurales porque no se quieren quedar sin esos chorros de dinero.

Es más fácil para los Gobiernos que solo llegan a hacer negocio ejecutar los transes sabiendo que millones de compatriotas sobreviven de las remesas que mandan los suyos. Con ese dinero no ven necesidad de enfrentar los retos que tenemos en salud y todo el sistema primario, en dar saltos de calidad en la educación de nuestros niños y de fortalecer un Estado de Derecho para que más gente venga a invertir con plena certeza y en igualdad de condiciones.

Alejandro Giammattei fue a plantear su realidad a Estados Unidos, pero es una que no se cree ni en el mejor de los mundos, porque los grandes vicios que le hacen al honrado, al que lucha y se esfuerza, la vida complicada siguen ahí y solo se han venido fortaleciendo.

El Presidente puede decir misa pero al final del día sabe que está “hablando babosadas” y que ahora es corresponsable de la debacle porque ha hecho lo propio para ser parte del problema y no de la solución.

Las trágicas muertes en Chiapas no son su responsabilidad, pero le pesarán en la conciencia porque sabe que anda más preocupado en hacer feliz al Centro de su Gobierno que en hacer gobierno para atender las grandes necesidades que como país tenemos.

La gente migra por la falta de oportunidades, por la falta de justicia y Giammattei no anda pensando en cómo hará una buena elección de Fiscal General para fortalecer el sistema de justicia, sino que anda viendo cómo asegura que puedan gozar del fruto de los negocios en el poder.

En su viaje a Estados Unidos, por lo que se sabe y por lo que dijo, los migrantes le valen “gorro” y le sirven porque le permiten ponerle una mejor cara a una realidad con la que no solo convive, si no que opera para asegurar que nada cambie.

La migración nunca dejará de ser masiva hasta que como sociedad tengamos la habilidad de alcanzar acuerdos que obliguen a nuestra clase política a tomar decisiones pensando en el país. Mientras nosotros no seamos capaces de articular, debemos saber que también tenemos una responsabilidad por omisión en el éxodo masivo.

Genera un dolor tremendo ver las fotos, oír las historias, leer los testimonios y da más rabia saber que hay más chance que esto vuelva a ocurrir a que las cosas mejoren. Se siente mucha indiferencia y por eso es necesario que la gente piense qué sentiríamos si fueran nuestros hijos los que iban en ese furgón.

El cambio de una realidad como esta no pasa de la noche a la mañana, pero debemos empezar y el punto de partida debe ser la articulación ciudadana. Realidades como estas, si no se atienden, hacen que la gente se harte más y ahí es donde se dan los cambios radicales que tampoco son la respuesta.

Artículo anteriorHay que hablar de religión
Artículo siguienteLa cruel realidad