Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Hacerlo es no haber aprendido nada de la situación de Nicaragua y de Daniel Ortega. Los autoritarios amantes de los negocios, que necesitan impunidad por lo que han hecho previo a asumir y una vez ejerciendo el cargo, necesitan usar a las personas y no conocen de lealtades ni respetan los pactos.
¿No me cree? Repase cómo Nicaragua llegó a la situación actual. Algunos de los que están operando para el Presidente guatemalteco han podido platicar con Carlos Fernando Chamorro y al hacerlo, sin duda han podido entender cómo es que un pacto entre el Gobierno y el sector privado organizado le dio mucha cancha a Ortega y cuando llegó el momento de la verdad, el esposo de Rosario Murillo incumplió lo pactado y encima se fue con todo en contra de quienes le hicieron las barbas.
Para Alejandro Giammattei es conveniente ir a vender su realidad a auditorios que ya lo apoyan, porque así lo hicieron con Jimmy Morales, pero están cometiendo un error de cálculo porque ahora los republicanos poco pueden hacer, como los demócratas poco pudieron hacer cuando fue el tema de la CICIG y el apoyo que Donald Trump dio para acabar con el ente investigador.
Pero más allá de lo mal calibrada que parece estar la estrategia, hay factores reales que no se pueden obviar. El Presidente hizo pactos en la campaña que le obligaron a cruzar líneas prohibidas y Estados Unidos sabe que, por ejemplo, él hizo la consulta si José Luis Benito se “podía quedar” y ante la respuesta le truncó el sueño de seguir con los negocios. Por eso los Q122 millones hicieron mucho sentido.
Luego en la Presidencia, hizo de lo más importante en su vida el Centro de su Gobierno y eso le ha acarreado problemas porque Miguel Martínez está más activo que nunca, no solo haciendo negocios sino operando políticamente y ahora tiene todo a su disposición para “forzarle la mano” a cualquiera. Controlan el Congreso, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la Corte de Constitucionalidad (CC), el Ministerio Público (MP), el Organismo Judicial (OJ), Contraloría General de Cuentas (CGC) y es esa la fórmula para controlar negocios y presionar a cualquiera.
Esa es la realidad que conocen en Washington y que provocó la no invitación a la Cumbre de la Democracia. Esa realidad la conocemos todos aquellos que tenemos acceso no solo a información sino a la realidad del país y por eso es un error el arropar a Giammattei sin establecer condiciones, sin demandarle que lejos de pegar de gritos y amenazar a quienes él siente que lo ponen en mal, haga lo propio para hacer los ajustes que necesitamos para atraer inversión extranjera e incentivar la inversión local.
Por ejemplo, el Presidente ha guardado silencio en torno a la reforma que se busca para elegir diputados de manera directa y cualquier cambio en busca de sostenibilidad, pasa por el Congreso. Esa debería ser una condición, aunque Giammattei ya sabe cómo operar el Congreso (dinero y Sandra Torres) y por eso no le interesa.
Otra cosa debe ser condicionar al Presidente para que acepte los esfuerzos que se puedan dar para transparentar el proceso de elección de Fiscal General, porque él y sus principales aliados quieren asegurarse seguir teniendo enorme Consuelo y poder seguir moviendo fiscales a su antojo.
Se necesita hacer ajustes al sistema de compras y adjudicaciones del país, pero el mandatario no está interesado en eso tampoco porque el podrido sistema le permite que sus aliados hagan los negocios (que él les permite) y que le sirven para acordar los pactos en los tres poderes del Estados, el TSE, la CC y el OJ.
Necesitamos un Estado de Derecho sólido y lejos de irlo fortaleciendo, se va debilitando y ahora no querrán hacer ajustes para mejorar porque tienen pendiente la venganza contra Erika Aifán y otros jueces y no sería raro que estén esperando las navidades para dar el golpe sin que la gente se dé cuenta porque las festividades ocuparán al ciudadano.
Necesitamos Ley de Competencia y otros elementos clave para inversionistas serios y mientras no hayan esfuerzos verdaderos por condicionar los apoyos a Giammattei, el riesgo que repita la dosis de Ortega es real y eso lo sabemos todos aquellos que sabemos cómo se mueve la melcocha.