Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

En el caso de muchos diputados que hoy están en el hemiciclo, la respuesta es ninguna de las primeras dos.

Al pueblo no lo representan, lo usan en medio de esa línea tan delgada de cómo es que funciona el sistema y de cómo es que un electorado termina eligiendo a gente llega a hacer de las suyas.

A Dios tampoco porque si en realidad fueran hombres y mujeres de fe, no anduvieran robándose el dinero de la gente, pactando votos con los recursos que deben servir para atender a la población, en especial la más necesitada.

Muchos de estos son representantes del crimen organizado en sus diversas formas de operación. Hay algunos que han empezado a moverse en el crimen del cuello blanco gracias a los generosos recursos que les caen en función del presupuesto, del Listado Geográfico de Obras, de millonarias asignaciones (como la del Instituto de la Víctima, por ejemplo) y de la infinidad de plazas que se pactan para agenciarse de recursos.

Hay otros que han dejado el crimen corporativo para migrar a uno más rancio, más descarado y por eso es que hemos visto que muchos diputados tienen vasos directos o comunicantes con el narcotráfico y todo ello ha sido posible gracias a que en Guatemala hemos elegido, elegimos y seguiremos eligiendo a los DIPUTADOS POR MEDIO DE LISTADOS.

Por más de millones de quetzales que se inviertan para idear un “ruta de país”, si no cambiamos ciertas “tuercas” nunca podremos aspirar a mejor. Uno de esos elementos clave es el hecho que dejemos de elegir diputados al Congreso de la República mediante listados cerrados y pasemos a votar por nombres y apellidos de personas que estén en la boleta.

Eso, junto con la vacunación masiva en el Interior, deberían ser los mínimos más importantes si de verdad aspiramos a un futuro más decente. Ladinos e indígenas que no se rinden en la búsqueda de una mejor Guatemala, deberían ser capaces de trabajar en conjunto para lograr que más gente se vacune y que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los diputados en el Congreso, muevan la aguja en torno a la elección de diputados.

El TSE no hace nada porque los eligieron los diputados y porque ellos llegaron condicionados. Los diputados se aseguran que nada que los ponga en riesgo se mueva y quizá así es como hay que entender la razón por la que el diputado Jose Rivera de CREO abandonó su propuesta con la que, asumo, intentó que fuera su presentación en la sociedad política.

No lo vemos peleando por ella, buscando que los ciudadanos cerremos filas a su alrededor. Tampoco vemos a las cámaras empresariales subidas en ese esfuerzo porque los diputados ofrecen cosas que les interesan a algunos (como que no haya una buena ley de competencia por ejemplo), pero siempre y cuando no los “chinguen” con cosas que afectan a los diputados que ven su estancia en el Legislativo más como un negocio que como un servicio.

Para mejorar la empresarialidad en Guatemala, necesitamos mejores diputados que puedan ejercer su labor de forma integral y para ello, resulta indispensable que modifiquemos las normas de elección. Es por eso que en el mejor interés de todos los empresarios de este país debería estar tener un mejor Congreso.

Gente capaz en el Legislativo no solo incentiva la inversión local y atrae la extranjera, si no que nos permita empezar a pensar en rutas de país para las próximas décadas.

No se confunda, muchos de los que hoy tenemos son los representantes del crimen pero usan a Dios para lavarse las manos, porque creen en lo que decía Abdón Rodríguez Zea (q. e. p. d.): el que peca y reza, empata.

Es La Hora de abrir los ojos si ya no quiere más Allans, más Shirleys presidiendo un alto organismo de Estado.

Artículo anteriorSin cobros escondidos
Artículo siguienteEn la víspera del 20 de Octubre