Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

En días pasados, cuando el pésimo manejo de la pandemia y la falta de liderazgo de Alejandro Giammattei empezó a provocar los pedidos de renuncia, en La Hora conseguimos algunas reacciones y una de ellas fue la de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG).

Javier Zepeda dijo que no habían abordado ese tema a nivel institucional, que por el momento no tenían postura y que probablemente sería algo que abordarían el lunes. Conociendo a mi gente, no habría sido raro que alguien de la CIG hubiera recibido una alegre llamada del Presidente o de un su emisario advirtiéndoles que cualquier crítica o peor aún pedido de renuncia, sería la guerra.

Entre un mensaje del Presidente de la Cámara diciendo que se estaba llamando a la polarización y confrontación y el comunicado que sacaron los industriales, que no representa el sentir de todos los empresarios, entendí que la intención era generar las menores olas posibles para no enojar al Presidente que es un TIGRE con algunos, pero un GATITO DE MONTE con los rusos. Solo Dios sabrá por qué, pues Consuelo Porras jamás dejará que se investigue si es que la sobra es lo que lo tiene así.

En Guatemala, como en el mundo, las renuncias no resuelven los problemas per se y sí son las reformas a los sistemas las que permiten eso, pero no me deja de llamar la atención cómo es que algunos dicen que pedir la renuncia de Giammattei no es bueno, que hay que mejor reformar, pero son los primeros que se oponen a las reformas propuestas y no hacen nada por proponer algo. ¿Entonces?

Personalmente creo que faltan elementos para pedir con toda categoría que Giammattei de un paso al costado. Yo creo que el Presidente no gestiona la crisis porque anda más preocupado de maniobrar para no parar en el bote, pues terminó metiendo las manos donde NO debía y hay indicios de eso, es necesario que se aparte porque nos lleva al despeñadero y no reacciona.

Y dicho todo lo anterior, ayer vi un comunicado de la Cámara de Comercio que me parece muy acorde a la realidad que vive el país y que estimo expresa mejor el sentir de muchos empresarios que han entendido que el problema es el sistema, pero que las cosas se agravan cuando un sistema ya cooptado lo maneja alguien que está facilitando o peor aún, operando en la corrupción.

La crisis inmediata de Salud, el drama por la falta de vacunas y la reconstrucción luego de las tormentas pueden ser esos detonadores que nos lleven a un terreno más complicado y por eso creo que el planteamiento no solo es oportuno, sino firme a la vez. El Gobierno debe dar respuestas inmediatas.

A nosotros como sociedad, así como no debe ser la polarización la que nos rija, tampoco debe ser el “compadrazgo conveniente” que desean mantener algunos para no causar incomodidades, pues hay una línea bien delgada entre ser tibios y ser parte del problema.

Como país debemos trazar nuevas líneas rojas (las que debían estar ya las pasamos), pero no podemos seguir tolerando este desmadre porque por andar chineando a un Presidente mediocre, el país va a terminar de estallar en mil pedazos.

Debemos fijar metas claras y plazos que como ciudadanos, sin importar nuestro origen, rol social o ideología, deseamos que se cumplan en el manejo de la crisis y con metas de mediano plazo (incluyendo reformas), pues de lo contrario solo pasará la crisis y todo el sistema podrido volverá a operar a su anchas, dejando la mesa servida para que tengamos en GT el escenario de Perú.

No es el momento de andar pensando cómo se queda bien con Giammattei, es el momento de pensar en cómo sacamos adelante al país, cómo logramos controlar la crisis sanitaria, llevar más vacunas a los brazos de la gente, reconstruir sin robos con todo el pisto que se tiene y acordar las reformas que tanto pregonan los que ahora no quieren recambios en el país.

Artículo anteriorLa tormenta “Elsa” deja un muerto y 10 heridos en Estados Unidos
Artículo siguienteEl Embajador ruso, cómplice o baboso