Con bombos y platillos la Presidencia anunció la reunión que sostuvo Giammattei con los líderes de Herritage Foundation, una entidad dizque conservadora con la que trabaron relación gracias al dinero que generosamente dio Taiwán para financiar el cabildeo que mejorará la imagen de Guatemala en Estados Unidos, sobre todo luego del severo daño ocasionado por la famosa Lista Engel que es mucho más sólida e importante que la del zopilote que se sacó de la manga el gobernante guatemalteco.
Se supone que Herritage es una de las entidades más conservadoras y por ello estuvieron hoy en el Desayuno de Oración que reúne a cierto estrato de nuestra clase política. Por conservador se entiende que en el plano económico están en contra de que el Estado se meta en asuntos que deben ser regulados naturalmente por el mercado, pero también que están a favor de la familia tradicional, en contra de los matrimonios entre gente del mismo sexo y, por supuesto, en contra del aborto.
Pero alrededor del mundo las ideologías, valores y principios valen un comino porque prevalece el derecho de la nariz, aunque se diga otra cosa. Los ultraconservadores, que van a desayunos de oración, son aliados absolutos de Donald Trump, el presidente públicamente más inmoral de la historia de Estados Unidos, y hoy oraron junto a los corruptos de Guatemala pidiendo bendiciones a Dios para que siga la fiesta del latrocinio y saqueo de los fondos públicos.
Aquellos conservadores de antaño que se cuidaban mucho hasta de las apariencias, estarán dando vueltas en la tumba al ver por dónde andan los de hoy, los que apañan la corrupción descarada que es causa de tantos problemas para todo un pueblo que ha terminado por encontrar en la migración su única salida porque el Estado, ese aparato odioso para los conservadores, es bien cuidado como maquinita de hacer dinero por sus pares en Guatemala, quienes han sabido beneficiarse con los manejos sucios del presupuesto.
Y oraron pidiendo a Dios bendiciones para la familia, aunque la misma sea nada más un elemento de propaganda porque queda tirada al menor deseo de los que, envueltos en la corrupción, le dan la espalda a los principios que antaño fueron el orgullo de los que se sienten como obligados a conservar todo lo que se pone en peligro por esa modernidad relajada en la que se acepta todo, hasta dejar a la propia familia para darle rienda suelta a las pasiones.
Ayer decía yo que la pérdida de valores democráticos en Estados Unidos, alentada por el líder de los conservadores, Donald Trump, es un daño irreparable a la democracia en ese país. Pero la pérdida de los valores esenciales del conservadurismo, para terminar de peones de un sinvergüenza, es algo sin parangón y que coloca en verdadera picada a esa sociedad que está viviendo sus peores momentos.
Orar con los ladrones, para que puedan seguir robando, es en verdad tocar a Dios con las manos sucias y en eso no hay ni cabe vuelta de hoja.