Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Ayer la información del Ministerio Púbico destacó la visita que hizo a Consuelo Porras la señora Valerie Huber, exfuncionaria de Donald Trump y activista antiaborto, promotora de la abstinencia como único método de control de la natalidad, quien llegó para felicitar a la Fiscal General por lo mucho que hace por las mujeres y el ejemplo en que se ha constituido. Porras presumió de cómo avanza en el tema de atención a las mujeres víctimas de delito, así como de la creación de un modelo de atención integral a mujeres y otro para atender a la niñez y adolescencia, lo que provocó entusiastas alabanzas de la activista.

Hay que entender que la promoción de Guatemala como Capital de la Vida entusiasma a algunos y mucho más a los ignorantes que no se toman el tiempo de verificar la solidez de lo que dice la propaganda proveniente de promiscuos que presumen de enorme vocación religiosa y que reparten bendiciones a diestra y siniestra. Basta recordar que ella, como “moralista”, estuvo al servicio de un inmoral que presumía de que podía agarrar a cualquier mujer de sus partes íntimas sin temor a ninguna consecuencia para valorar la calidad de la visita de la que ayer presumió el MP.

En Guatemala la fiscal no se inmuta porque se roban el dinero que debiera servir para atender a los niños desnutridos, cosa que debiera ser prioridad en alguien que presume de atender a la niñez y a la adolescencia. Tenemos una impresionante cantidad de niñas que quedan embarazadas a temprana edad por ese abandono que hay de temas relacionados con la familia y con la educación que debiera propagarse.

La atención a las mujeres víctimas es una mera propaganda, porque aquí la protección que se brinda es para que las mujeres que se involucran en la corrupción puedan procesar a sus críticos acusándolos de violencia contra la mujer por publicar sus desmanes. Pero las verdaderas víctimas, las que son agredidas de manera cotidiana y consistente, no encuentran ese diligente y veloz apoyo que se brinda en nuestro sistema de justicia para suprimir publicaciones que tienen fundamento categórico en la Constitución de la República y en la Ley de Emisión del Pensamiento.

Tienen que ser ignorantes de verdad los que se tragan la patraña de que Guatemala es capital mundial de la vida y de la familia, sobre todo entendiendo cómo surge esa promoción populista. El que alguien termine todos sus discursos pidiendo que Dios los bendiga a todos, pero especialmente que Dios bendiga a Guatemala, no lo convierte en un líder moralista que se deba seguir. Puede verse rodeado de arzobispos y pastores, desde luego, porque de todo hay en la viña del Señor, pero eso no le limpia la cara ni lo convierte en un ejemplo para la juventud.

La promoción de la familia no debe ser objeto de sucio manoseo político y menos cuando se trata de un país que condena a muerte a muchos niños y al subdesarrollo físico y mental a la mitad de su población por la falta de alimentación.

Y como no tienen la menor idea de lo que es la vergüenza, promocionan esas visitas de pacotilla.

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