Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Principia el año con la certeza de que el esfuerzo por consolidar plenamente el sistema de impunidad tendrá un momento muy especial con el trabajo que realice la Comisión de Postulación encargada de proponer a los candidatos a Fiscal General de los cuales Giammattei deberá escoger a uno para que desempeñe el cargo. Esa Comisión es muy especial porque está integrada mayoritariamente por los Decanos de las distintas Facultades de Derecho, el Presidente del Colegio de Abogados y del Tribunal de Honor del mismo y aunque esté presidida por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, en teoría la responsabilidad recae sobre la academia, tal y como lo había propuesto inicialmente el Consejo de Estado de Ríos Montt cuando estableció la primera de esas postuladoras para la conformación del Tribunal Supremo Electoral.

Ya conté cómo, cuando se propuso esa primera Comisión de Postulación, le comenté la idea al amigo César Augusto Toledo, el Muñeco como le decíamos sus amigos, quien entendió que la idea era arrebatar a los políticos el poder de decidir en tales nombramientos pero me hizo una advertencia que resultó tan certera como fatal. “La idea es buena, pero como hecha la ley hecha la trampa, seguro que van a corromper la Academia” fue el brutal comentario que hizo. Dicho y hecho porque de allí parte el surgimiento de universidades de garaje y de disputas millonarias para tener el control del Colegio de Abogados, lo que se acentuó cuando para elegir a todos los magistrados también se dispuso el mismo procedimiento.

Pero la de Fiscal General sigue siendo en la que más peso tiene la Academia porque el único que forma parte de la administración pública es el Presidente de la CSJ y el voto de los decanos es decisivo.

Nadie duda que Consuelo Porras volverá a meter su papelería para postularse al cargo, presentando su currículum y sus títulos, incluyendo el del célebre y cuestionado doctorado, porque precisamente para ello es que ha trabajado, destruyendo procesos en contra de los corruptos, empezando por el más alto de la República, quien tendrá que escoger entre la lista ya depurada que le presenten los postuladores.

No es mucho lo que se puede hacer para tener peso e influencia en ese proceso, pero si las Universidades se esmeran en lavar cara, algo se podría lograr y sería un hito que se colocara a Giammattei en posición de tener que escoger entre una lista que presente algunos nombres respetables, que los hay, dentro del gremio de abogados.

La elección de Fiscal General es crucial porque de ello dependerá la elección general. Si se sigue la pauta actual, en el MP recaerá la tarea de armar casos contra los potenciales candidatos que puedan poner en peligro el sistema de impunidad y corrupción, dejando así el campo libre para los que han pactado y están comprometidos con mantener la cooptación del sistema.

Además de los políticos, también influyen sus financistas que quieren un Ministerio Público que se haga de la vista gorda de sus influencias y que se sume a la Corte de Constitucionalidad en eliminar el delito de financiamiento electoral ilícito.

Se trata, sin duda, de un parteaguas y por ello los ciudadanos tenemos que hacernos sentir, tenemos que pesar entre los postuladores para que sepan que la auditoría social los marcará para la historia y también a ojos de algunos extranjeros.

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