Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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No hay forma de explicar, y menos de entender, la actitud de quienes controlan a Guatemala mediante la llamada Alianza Oficialista con relación de las vacunas que el país requiere con urgencia, sobre todo ahora que hasta las poco confiables y manipulables cifras oficiales dan cuenta de un gran nivel de contagios en el país. Nuestra capacidad para adquirir vacunas está sumamente limitada por muchos factores, pero hace ya un par de semanas que advertimos que la falta de normativa para manejar el tema de la responsabilidad por posibles efectos secundarios era un obstáculo para recibir donaciones o negociar con fabricantes más serios que los rusos y a estas alturas no hubo el menor interés de los diputados del bloque armado bajo el alero del Pacto para aprobar algo que es claramente una urgencia nacional.

Respecto a la poca confiabilidad de las cifras oficiales quiero decir que hace días venimos preguntando al Ministerio de Salud cuántas pruebas de Covid-19 son realizadas gratuitamente y cuántas son pagadas en laboratorios privados sin obtener ninguna respuesta de las autoridades. Y la pregunta la consideramos importante porque es conocido el alto precio de las pruebas realizadas en el sector privado que, obviamente, no están al alcance de toda la gente, por lo que es bueno saber cuántas realiza diariamente el sistema nacional de salud y en qué sitio puede encontrarlas quien sienta necesidad de hacerse una prueba.

Si los resultados que publican diariamente corresponden más que nada a los laboratorios privados, es obvio que las cifras se refieren a gente con cierto poder adquisitivo y por ello es necesario saber cuántas hay disponibles para personas que no tienen recursos pero que están expuestas a los contagios, pues sólo de esa manera podemos tener la radiografía completa de la situación de la pandemia.

Desafortunadamente seguimos a la deriva, literalmente hablando, porque no hay autoridad que asuma sus responsabilidades y se preocupen por lo fundamental que, en las condiciones actuales, son las vacunas que debiéramos conseguir a como dé lugar. Luego del fiasco del viaje del Canciller a Rusia, de donde vuelve con una pírrica oferta de que “pronto” vendrán 400,000 dosis que no llegan ni siquiera al 5 por ciento de lo que nos adeudan, no queda mucha esperanza de que la Sputnik V vaya a ser nuestra tabla de salvación y estamos viendo que las donaciones fluyen hacia aquellos países que hacen sus tareas y asumen sus responsabilidades.

Los diputados, el Presidente y sus funcionarios de Salud, disfrutaron el feriado largo por el Día del Ejército sin inmutarse por la realidad nacional y favorecidos por el hecho de que fueron tres los días en los que los casos “bajaron” por la ausencia de pruebas, ya común en los fines de semana. Pero la pandemia sigue su ritmo acelerado y se siguen perdiendo vidas sin que aquí nadie haga o diga algo porque, por lo visto, ya nos resignamos a que así somos y que “es natural que en un país corrupto todo ande mal”.

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