Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Ayer el evangelio diario contenía la admonición de Jesús a sus discípulos advirtiéndoles “No juzguen y no serán juzgados porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán. ¿por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”. Y nunca tan oportuno luego de que, jugando política electorera, los obispos norteamericanos emitieron un comunicado contra Joe Biden que lo encamina a la excomunión por su postura como Presidente frente al aborto. Algunos de esos obispos son los mismos que juegan sillas musicales con los curas pederastas, pasándolos de una parroquia a otra para encubrir los abusos que cometen y, sin embargo, ven la paja en el ojo ajeno y se preparan para jugar de grandes electores condenando al Presidente demócrata antes de las elecciones de medio período.

Biden ha dicho que él no es pro aborto, pero que como presidente no puede imponer su criterio a todo un país en un tema que está legislado. ¿Qué dirían los obispos si un día se elige a un presidente musulmán que pretende que todas las mujeres usen velo porque su religión así lo dispone? La separación entre Iglesia y Estado es fundamental para la democracia y por ello hubo obispos que no sólo se opusieron sino que advirtieron que con esa actitud pro trumpista lo que harán es perder aún más fieles de los que ya han perdido en los últimos años.

La viga en el ojo es algo que me recuerda cuando un obispo guatemalteco me reclamó porque en La Hora se publicaban noticias sobre los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes. Eran los años en los que se destapó el escándalo en Estados Unidos y cuando, tristemente, el mismo Papa Juan Pablo II, ahora elevado a los altares, consideraba que hablar de ese tema era un ataque a la Iglesia, sin entender que el ataque a la Iglesia lo cometían esos curas depredadores que usaban la sotana para encubrir sus actos. Hipócrita, como dice el evangelio, ese obispo que creía que silenciar los abusos y no publicarlos era ser “buen católico”, sin reconocer que lo peor que hubo, aparte del abuso en sí mismo, fue el papel de la jerarquía que en un erróneo espíritu de cuerpo, terminó siendo cómplice de esas acciones deleznables.

Creo que un estadista y político tiene que vivir de acuerdo a su fe, pero no se la puede querer imponer a nadie, mucho menos a todo un pueblo que no comparta sus puntos de vista. Yo nunca he sido tolerante con el aborto porque creo en el respeto a la vida y me enfrentaba a fanáticos anti aborto que eran también fanáticos defensores de la pena de muerte. Fue hasta después cuando el catecismo se pronunció al respecto, pero aún hoy vemos a muchos “pro vida” que no ocultan su gusto por la pena de muerte.

Insisto que la separación de Estado y Religión es fundamental, sobre todo cuando los obispos se meten a querer ser electores.

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