No podríamos encontrar, mediante la historia de la literatura y en el contexto de las constantes estilísticas, concretadas sobre todo en los polos opuestos romanticismo versus clasicismo, un poeta puramente romántico, ni tampoco clásicamente puro. En la historia ambos tipos aparecen mezclados.
Asumiendo ese balanceado postulado de Amado Alonso (que yo había intuido también desde que estudié y comprendí las biotipologías humanas, tan relativas y entremezcladas) pienso –al redactar estas líneas- e introducirme en la obra de José Batres, que él no puede ser la excepción. Puesto que también Batres Montufar al haber hecho romanticismo, ofrece, asimismo, rasgos clásicos.
Su poesía lírica (como llamamos tradicional y secularmente a ciertas composiciones de fuerte impacto emotivo) es sin lugar a dudas desbordadas como las que más, es decir, romántica. Especialmente en sus populares poemas “San Juan” y “Yo pienso en ti”. En los que no conoce contención ni medida sentimental. Sin embargo, retóricamente, son normados.
Pero, en cambio, en las “Tradiciones de Guatemala” (donde nos aparece un José Batres más narrador que poeta) resulta sin discusión más clásico que romántico. Y no estoy aludiendo a la forma (sobre la que Batres nunca rompe lanzas) sino al fondo.
En las diversas ediciones que, de su breve obra, este poeta nos dejara, la mayoría de editores y prologuistas han querido presentar un José Batres primordialmente poeta lírico (¡y es que lo es y muy romántico!) definiendo toda la naturaleza de su obra por dos poemas ya mencionados: “San Juan” y “yo pienso en ti”. Sin tomar en cuenta que lo más voluminoso de su obra “Tradiciones de Guatemala” pertenece a la narrativa y son cuentos o novelas cortas en verso. Lo que ha producido esa confusión es que a la usanza de la época y siguiendo la línea de Byron –que en esto imita a Casti- Batres, compuso esos relatos –costumbristas y tradicionales- medidos y rimados.
Mi punto de vista y mi perspectiva estilística es que Batres Montufar es, desde luego, poeta lírico (el más grande poeta lírico romántico de la Guatemala decimonónica). Pero también un envidiable y enorme cuentista y narrador cuya actividad y esencia deseo destacar, por cuanto en nuestro país ha sido ¡solo!, nominado como narrador romántico José Milla y Vidaurre, mientras que a Batres se le ve como poeta lírico exclusivamente.
Ello me ha llevado a reclasificar la obra de Batres (trabajo que comencé hace años) pero confieso que al principio sentí temor de contradecir la tradicional manera de publicación y edición de su obra. Puesto que desde hace más de un siglo se le presenta y edita (casi con exclusividad) como poeta lírico, camuflando el género de “Tradiciones” por la perfecta retórica que nos ofrecen y la apariencia de poesía lírica que aparentemente asumen (frente a nuestros ojos de los siglos XX y XXI) por su métrica y su rima; pero siendo (por su sentido primordialmente narrativo) cuentos o relatos.
El temor que menciono se disipó en la proporción que, saliéndome del contexto de la crítica nacional, me adentré en el contexto de estilista, filólogos y críticos extranjeros que habían sopesado la obra de Batres y que, para mi fortuna, sostienen parecido y similar punto de vista que yo.
Analizaré lo que dice Henríquez Ureña, Anderson Imbert y Menéndez y Pelayo, al respecto de la clasificación de la obra de Batres, más adelante.