José Milla admiró profundamente a José Batres Montúfar pero no pudo ser epígono de la extraordinaria libertad interna (casi de un libre pensador) que disfrutó el autor de “Tradiciones de Guatemala” y del “Sermón”. Milla fue más cauto, menos audaz, más precavido para eso de vivir, pues de otro modo ni el capitán general Rafael Carrera, ni Pavón, (su ministro de Rancio abolengo) habríanle aguantado cinco minutos de burócrata. Batres, en cambio, pasó la mitad de su vida desempleado porque pensaba y hablaba con suma franqueza.
Tan desempleado estuvo siempre que no le quedó más remedio que aceptar el miserable trabajo que mister John Baily le ofreció para ir a realizar unas mediciones en las márgenes del río San Juan de Nicaragua (el poeta era ingeniero agrimensor) de donde regresó con la enfermedad que más tarde le causaría la muerte y que se la produjo también a su querido hermano Juan (quien se empeñó en acompañarlo) y recibió los mefíticos miasmas de aquella ribera nicaragüense.
Batres no fue un inspirador para Milla en el sentido de la libertad sin fronteras. Pero lo fue en otros sentidos. La primera obra que ve la luz pública en formato de libro original de don José Milla y Vidaurre, así lo evidencia y confirma. Esta obra es “Don Bonifacio” y en ella se percibe la huella del autor de “Tradiciones de Guatemala, pues si en algún libro quiso Milla seguir a Batres es en “Don Bonifacio”.
“Poema narrativo” llama Seymour Menton a “Don Bonifacio” y no la clasifica -entre las novelas de Milla- en su “Historia crítica de la novela guatemalteca”. Lo ve como “cosa aparte” en su conocida obra crítica, obra aún no superada integral o globalmente como único estudio de nuestra novelística, pero con la que entró en sanas disensiones. Menton era estadounidense y sus puntos de vista son la de un gringo de absoluta izquierda por no decir comunista.
“Don Bonifacio” es para mí (pese a estar escrita en verso) la primera ¡novela!, publicada en forma de libro por don José Milla. No es ni siquiera cuento como los de José Batres Montúfar en “Tradiciones de Guatemala”, sino claramente novela por su vastedad e intrincada trama.
Con otros críticos he intentado que las “Tradiciones de Guatemala” no sean tomadas ni clasificadas como “poesía” sino como cuentos o relatos en verso. De pie sobre esta misma actitud digo también y entonces por tanto que “Don Bonifacio” ha de leerse, estudiarse y explicarse al estudiante sobre todo, como una más de las novelas de Milla, con la que va a la zaga de las “Tradiciones de Guatemala” de José Batres.
David Vela, Francisco Albizúrez Palma y quien escribe estas líneas hemos visto que en “Don Bonifacio” de Pepe Milla son evidentes las huellas y el influjo de Pepe Batres y su “Tradiciones de Guatemala”. ¿Pero hasta dónde hay seguimiento y, hasta dónde, camino propio o imitaciones de otras corrientes o escuelas más modernas y coetáneas de Milla?
“Tradiciones de Guatemala (de Batres) es una trilogía de narraciones en verso (a imitación de cuentos) y en ello “Don Bonifacio” es su epígono porque es una novela (en todo sentido) rimada y medida como la poesía tradicional (hasta antes del ultraísmo) que consagra el verso libre y vuelve todo prosaico gracias a Dios o al Diablo.