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Hay algo que no puede discutírsele a Milla y Vidaurre y que lo hermana con Batres Montúfar: su capacidad artística para hilvanar cuentos, historietas, leyendas (que las hay dentro de sus obras largas al modo del Quijote) y novelas, para redactar textos que apasionen y gusten al lector; y escribir con donosura, fluidez y encanto. Hay en él un artista del lenguaje que echa mano de guatemaltequismos flamantes con gracejo y con oportunidad. Aunque conservador, es él un gran literato, un cultor del idioma como pocos ha producido Guatemala y las letras del continente.

Pero el romanticismo de él no es exactamente el romanticismo de otros. ¿Quiere decir que el romanticismo no es igual ni parejo en todos los escritores que lo cultivaron y en los países que se dio? ¡Exactamente!

En realidad el romanticismo muchas cosas y quien no conoce este estilo integralmente con facilidad cae en error, oscurecimiento y confusión. En algunos sitios (como en Alemania, por ejemplo) el romanticismo es de alguna manera, germen del posterior existencialismo, pues con él (por primera vez en la historia del arte) se expresa y se ofrece de manera franca (y como rasgo de la corriente) pesimismo y angustia existencial que, a partir de esa escuela, se llamará en  Alemania con esta palabra muy precisa: “weltschmerz” que significa con diversos matices: angustia del mundo o angustia existencial de uso en el romanticismo alemán.

El romanticismo de nuestro José Milla no cabe dentro de esa variante alemana. Milla no experimenta la “angustia del mundo” de la que ya estaba hablando en el siglo XIX –en clave iniciática del existencialismo– el vibrante Soren Kierkegaard, desde Dinamarca, con sones profundamente románticos a partir de su novela “Diario de un seductor” y muchos de sus casi impenetrables textos filosóficos.

El romanticismo de Milla no es el de un corazón desgarrado que experimenta las cuitas más desesperadas como las del “Joven Werther” de Goethe o las del obsesivo José Batres Montúfar y las del incestuoso Efraín en “María” de Isaacs.

Hay en las novelas históricas de Milla amores no correspondidos, desgraciados, coagulados e impedidos por la dictadura paterna y hasta triángulos amorosos (casi imposibles de destrenzar en su complicación. Pero ello no es el tema central ni el meollo del relato de Milla, sino que estos elementos juegan como adornos o aderezos o guarniciones que hace más apetitoso el plato fuerte de la intriga fundamental que siempre es histórica.

“Las cuitas del joven Werther” de Goethe (que corresponde al movimiento prerromántico alemán del XVIII) presenta y asume como tuétano las penas de un enamorado  no correspondido cuya amada prefiere a otro y  se casa con él; de lo que se deriva el suicidio de Werther. ¿Se quiere un registro más pasional?

Esta novela de Goethe (que después hace descender la clave romántica en sus escritos) y entra en una fase más contenida con Schiller (de nuevo clasicista en la que los acompaña desde luego Kant y sus “Críticas”) sitúa y engendra el germen de la epidemia de los Werther que será imitada por epígonos de muchas partes hasta producir empachos melodramáticos. Manzoni con “Los novios” en Italia secunda con gran calidad a Goethe y termina de poner las bases de esta novela romántico histórica y sentimental y hasta suicida (de amores imposibles y no correspondidos) sombríos y de desenlace angustioso y siniestro como el amor que inspira a José Batres el madrigal “Yo pienso en ti”.

Continuará.

Mario Alberto Carrera

marioalbertocarrera@gmail.com

Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

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