Mario Alberto Carrera

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Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

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Mario Alberto Carrera

CON ENFÁTICA y afectada pose ha salido diciendo el Sr. Giammattei que la fe antecede a la política. Muy fresco él, hoy nos reparte enunciados piadosos en vez de vacunas. Este eslogan es un robo descarado (me refiero a la estructura o formulación) de un lema del polo antitético al cristiano del Sr. Giammattei. Fue Sartre quien en 1945 y en su obra “El existencialismo es un humanismo”, que proclamó a sus miles de seguidores que le existencia precede a la esencia. Y son antípodas porque uno afirma primariamente la fe o sea Dios antes que la política, el Estado o Gobierno, mientras que Sartre lo que proclama es la existencia o ¡la Vida!, como antecedente de todo y, con esta idea, se declara por lo mismo ateo.

Lo de Giammattei es o pertenece a una tradición larga en el país: procede sobre todo de Ríos Montt -el sanguinario- y su gobierno fundamentalista con su iglesia del Verbo. Una iglesia prácticamente dentro de un Estado, como de ayatolas Un gobierno donde primaba la fe, la religión y la piedad mientras dizque se despreciaba lo contrario: el materialismo, la ciencia la filosofía positivista. Lo de Giammattei viene, además, de esa corriente fanática de la Familia Primero, Guatemala Inmortal y Fundación Contra el Terrorismo, etc. Que son antiabortistas, anti gay: (matrimonio igualitario) y anti educación sexual en las escuelas como si el sexo fuese cosa de ocultar y de ocultismo.

En un renegado como Ríos Montt (que primero se divirtió y después se arrepintió) acaso lucían aquellos desplantes suyos de la televisión diciendo que los hombres parecemos perros tras las mujeres. Pero en alguien con un techo de cristal fragilísimo, como el de Giammattei, para nada viene bien que salga dándose golpes de pecho porque movimientos como el de “la fe antes que la política” -si nos fijamos bien- le tienen ojeriza o lo sexual que no sea hetero-cultural. Y nuestro Presidente más bien va por la libre en estos temas calientes.

EL ROCAMBOLESCO negocio de las vacunas Sputnik está más pleno de recovecos que el laberinto cretense. Entre Creta, Guatemala y Rusia han montado una confusión donde los intereses creados de Giammattei, Miguelito y Brolo se trenzan enervantes. Los dependientes del ministerio de Salud brincan como pulgas eléctricas pasándose el balón de mano en mano y nosotros sufriendo impávidos los efectos de la imbecilidad burocrática.

Ahora, además de lo anterior, se habla de fabricar y servir cócteles á la carte. Puede ser de Moderna con AstraZeneca o de Pfizer con Moderna. Como se pueda o como se venga la cosa. O sea, una verdadera mescolanza carnavalesca.

PEDRO CASTILLO, nuevo Presidente del Perú, ya consagrado en definitiva, promueve no poca polémica en los medios políticos y del columnismo en general. También (con gran sabrosura) en quienes son aficionados a comentar -el tema que sea- en Twitter o en Facebook, siempre que sepan quién es el personaje de que se habla porque -aunque usted no lo crea- ayer mismo una académica de la Academia (no de la Universidad) me preguntó quién era ese señor Pedro Castillo. A veces, según algunos, es mejor vivir al margen de la noticia y al borde la oscuridad.

Pedro Castillo y su nuevo gobierno evoca en un columnista muy tradicional (de Prensa Libre) el color negro. Ve negro a Castillo y sus creencias marxistas. Quisiera acaso el columnista de marras sólo regímenes derechistas que en realidad ya casi no existen. Con excepción del nuestro. Lo que prima es el centro y la izquierda, aunque haya pensadores y partidos de extrema derecha.

Yo, en cambio, veo en Pedro Castillo un viento fresco que equilibre el pensamiento fujimorista y que llevará al Perú a una consistente democracia socialista o socialdemocracia.

Bolivia -dentro de una izquierda moderada- y Chile con una Constituyente de izquierdas -que escribe una Constitución democrática- unidos ahora al Perú, crean una amplia zona humanista. Y para nada negra como dice el tradicional columnista del matutino.

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