Mario Alberto Carrera
Con o sin convivio con doña Kamala Harris, la dirección siniestra a la que se enfila Guatemala es la del sísmico desastre institucional (su quiebra imparable y generalizada) en cuyos últimos avatares detectamos -sin hacer casi esfuerzo por lo obvio de la pérfida intención- 1. La toma de posesión del Sr. Néstor Vásquez como magistrado titular de la CC. (Uno más en la nave de los locos: stultifera navis) 2. El arribo al TSE del imputado Sr. Ranulfo Rojas Cetina para presidirlo. 3. La pesadilla judicial que encarna Solórzano Foppa (o el cuerpo de la venganza) y 4. La confrontación directa de Giammattei versus la FECI, con ojeriza no disimulada para su fiscal J.F. Sandoval, a quien el mandatario acusa sin ambages –más bien con altivez y engreimiento- de buscar ¡y encontrar!, los casos que en la FECI se elaboran en consonancia con las inclinaciones ideológico políticas del fiscal y su selectiva manera de discriminar las causas. Dicho de otra forma -o en el habla rasa giammatteiana: que en la FECI solo se procede contra los anticomunistas del CACIF y la “oligarpilla” (mayor, menor, progre y tradicional: toda) y se defiende –y son intocables- los ateos comunistas que ya no existen sin la URSS, sin el muro de Berlín y sin la Guerra Fría.
Y todo ese espectro belicoso, en medio de vicisitudes que se singularizan: la visita de Kamala Harris (ante la que se piensan quejar hasta los miserables de la Casa Central, si los dejan) y la patética pandemia que ya de suyo aportaba angustia con sus inescrutables sombras patológicas y que en Guatemala llega a niveles de desesperación con el arrebato y caos de la vacunación que no alcanza para ninguno (algunos se quedarán sin la segunda dosis) debido al Estado fallido y paria que genera Giammattei y su descolocada ministra de Salud, reina de las hormigas locas que no dan una.
Al margen del futuro de la FECI (que por fortuna defienden abiertamente ya los amos feudales del Norte) lo más ardiente y hasta pasional (porque pasiones son -y pecado- la avaricia y el ansia de poder absoluto) son la captura y violación de dos cortes: la de Constitucionalidad y la de asuntos electorales o TSE.
Se ha realizado el asalto a estos dos instituciones fundamentales para garantizarse el manipuleo del espacio pre, y eleccionario, durante los años 22 y 23 -que están a la vuelta- y lapso largo y terrible en el que pueden darse las más cruentas y abusivas confrontaciones entre el poder absoluto y cesarista de Giammattei y -sus secuaces- que dictan sus órdenes desde lo más alto de las cámaras y su cabeza fiera (el CACIF y el Ejército) versus los grupos democráticos que si no fuera porque los Estados Unidos así lo ordenan (¿comunistas los gringos?) no levantaríamos la voz –los demócratas a palos- ni para suplicar de comer, hundidos en una mescolanza de Castillo Armas con Ubico.
Para esos grupos represores es fundamental (para manejar finalmente los comicios a su antojo) que toda causa que no sea a favor del continuismo (en las Cortes ya indicadas) pierda, y sea olvidada en lo de “la ley es dura pero es la ley”.
A quien los represores del Pacto de Corrutos más le van a tratar de impedir lo expedito de su inscripción, será de nuevo a Thelma Aldana y a sus correligionarios, por ser la candidata que ofrecerá nuevamente más oposición a la corrupción e impunidad como ya lo ha demostrado.
Calculo que en un buen porcentaje de los esfuerzos y luchas que se den en la CC y en el TSE (en 22 y 23) serán generados por el Pacto de Corruptos contra Thelma Aldana y otras candidaturas que sean opuestas al statu quo, ese statu quo que ahora le hace una representación sainetera y siniestra a Kamala Harris -que es válida en la danza de la diplomacia- pero inútil en la vida de los pueblos y su árido calvario