En Guatemala, la burocracia ha encontrado formas de adaptarse y sobrevivir en un entorno donde la Ley de Servicio Civil y los pactos colectivos se utilizan de manera selectiva para favorecer intereses particulares. Un total acto de corrupción que necesita una modificación para corregir este anómalo proceder.

La Ley del Servicio Civil, que debería ser la columna vertebral de una administración pública eficiente y transparente, a menudo se aplica de manera inconsistente. Cuando esta ley no resulta conveniente, los trabajadores recurren a los pactos colectivos para asegurar beneficios y plazas gubernamentales.

Esta dualidad debe desaparecer, para transparentar la cosa pública y poder así evitar beneficios que no siempre responden a criterios de mérito, capacidad y honorabilidad. Los pactos colectivos han permitido que los trabajadores del sector público obtengan salarios y beneficios que no siempre están alineados con la Ley de Servicio Civil, lo cual debe ser sancionado penalmente y administrativamente.

En la mayoría de casos, estos convenios solamente sirven para beneficiar a la dirigencia sindical y poder llevar agua para “su molino”. Muchos pactos colectivos, por no decir la mayoría, son lesivos para el Estado, se han firmado sin tener estudios técnicos de factibilidad y ponen en aprietos financieros a los ministerios para poder cumplirlos.

Esta situación la estamos viviendo en el Congreso de la República, donde algunas plazas tienen salarios exorbitantes, lo cual pone en entredicho la mencionada Ley que debe sufrir cambios para regular y poner en orden la contratación del personal que trabaje en cualquiera de los tres organismos del Estado.

No es lógico que una persona que pasó cinco o seis años estudiando una licenciatura o bien una maestría tenga que trabajar con salarios de hambre y sobre todo que los “apadrinados políticos” perciban el doble o triple de salario, solamente por el hecho de ser “amigo del funcionario público de turno”.

Esta dualidad en la aplicación de la normativa laboral ha generado un ambiente de incertidumbre y desconfianza en la administración pública. Los empleados que deberían ser seleccionados y promovidos en base a sus competencias y desempeño, a menudo se ven desplazados por aquellos que tienen conexiones políticas o sindicales.

Esto no solo afecta la eficiencia del servicio público, sino que también socava la moral de los trabajadores que se esfuerzan por cumplir con sus responsabilidades de manera honesta y profesional. La falta de una aplicación coherente y justa de la Ley del Servicio Civil y los pactos colectivos ha permitido que el clientelismo y el compadrazgo se arraiguen en la administración pública guatemalteca.

Estas reformas deben enfocarse en garantizar la transparencia y la equidad en la selección y promoción de los empleados públicos, así como en establecer mecanismos de control y rendición de cuentas que eviten el abuso de los pactos colectivos. Solo así se podrá construir una administración pública eficiente, profesional y al servicio de todos los guatemaltecos.

El incumplimiento de la Ley de Servicio Civil en Guatemala puede tener varias consecuencias, tanto para los empleados públicos como para las instituciones gubernamentales. Los empleados públicos que incumplen la Ley de Servicio Civil pueden enfrentar sanciones administrativas, que van desde amonestaciones hasta la suspensión o destitución del cargo.

Las autoridades o funcionarios que no apliquen correctamente la Ley de Servicio Civil deberían ser responsables legalmente. Esto puede incluir procesos judiciales y sanciones penales, dependiendo de la gravedad del incumplimiento.

Los salarios altos y beneficios adicionales incrementan significativamente el gasto público, lo que puede llevar a un déficit fiscal. El aumento en el gasto en salarios reduce los fondos disponibles para inversiones en infraestructura, educación y otros servicios esenciales.

Es crucial que se implementen reformas para garantizar una aplicación justa y transparente de la Ley de Servicio Civil y para regular los pactos colectivos de manera que beneficien tanto a los trabajadores como a la ciudadanía en general. Es aquí donde realmente se necesita el trabajo de un Congreso de la República, que se enfoque en modificar o crear leyes que permitan transparentar el funcionamiento del Estado.

Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy un periodista y comunicador apasionado con lo que hace. Mi compromiso es con Guatemala, la verdad y la objetividad, buscando siempre aportar un valor agregado a la sociedad a través de informar, orientar y educar de una manera profesional que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que aquejan a las nuevas generaciones. Me he caracterizado por la creación de contenido editorial de calidad, con el objetivo de fortalecer la democracia y el establecimiento del estado de derecho bajo el lema de mi padre: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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