Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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La alta incidencia de siniestralidad vial que se mantiene en 25 percances diariamente, en el asfalto de las calles y carreteras de Guatemala, tiene múltiples impactos negativos en la sociedad, los cuales van desde las pérdidas humanas y la salud de las personas. Esta situación conlleva un costo muy alto para el sistema nacional de salud pública.

Pero lo que más me sorprende, ante este escenario, es que las autoridades viales conocen las cifras, porque reciben todos los días las estadísticas que emanan del Observatorio Nacional de Seguridad del Tránsito (ONSET), pero aun así se mantienen “inertes” (inactivos, incapaces de reaccionar, inmóviles y paralizados), aun conociendo que solamente, en este año, han muerto más de 2 mil 058 ciudadanos en hechos de tránsito, unas 134 personas más que en el 2023.

Tal pareciera que las cifras no le preocupan al jefe del Departamento de Tránsito (DTPNC), Jhonatan Pierre Hernández Esquivel, quien debería de ser el funcionario más preocupado por estas estadísticas, más bien con esa “parsimonia” (lentitud y sosiego), demuestra que lo único que le importa es cobrar su “cheque” a fin de mes, sin que le quite el sueño la “pesadilla” que se vive en las calles y carreteras.

Asimismo, Wilner Hernández, director de la Dirección General de Protección y Seguridad Vial -PROVIAL-, no se queda atrás, porque con su actitud “parsimoniosa” también nos demuestra que para ambos funcionarios la vida no vale nada, ya que todos los días saben las causas de muerte de siete guatemaltecos, en percances viales o bien que quedan lesionadas otras seis personas, quienes hacen un total de 13 afectados cada 24 horas. 

Aunque PROVIAL tiene como objetivo hacer las carreteras del país más seguras, reduciendo los accidentes y aumentando la seguridad de los conductores, pasajeros y peatones. Situación que no se cumple y este año se ha incrementado en un cinco por ciento la cantidad de hechos de tránsito ocurridos en el país, según se lee en el portal de la entidad.

La tasa de mortalidad durante, el 2023 por percances viales, fue de que de cada 100 mil personas mueren 35 y 125 resultan lesionadas, cifras que le debería parar los pelos a cualquier gobernante y/o funcionario público que llega a puestos que tienen que ver con el tema del tránsito vehicular.

La vida y la salud de las personas están en juego. Los accidentes viales siguen en aumento y en los medios de comunicación nos enteramos, de que cada vez son más impactantes, afectando a miles de familias y comunidades enteras, pero los encargados de velar por la seguridad vial ni siquiera se “inmutan”, porque no saben o no les interesa “promover e implementar procesos educativos, formativos, técnicos y científicos necesarios; para desarrollar y fortalecer los elementos que componen la seguridad vial, a los distintos usuarios en el territorio nacional.

Reducir la cantidad de accidentes viales es crucial para mejorar la seguridad de los que viajamos en vehículos particulares, del servicio de transporte de pasajeros, transporte pesado. Pero sobre todo para la economía y el bienestar general de la sociedad, lo que hace necesario implementar medidas preventivas y campañas de concienciación podría ayudar a abordar estos problemas de manera efectiva. 

Es de suma importancia, que el gobierno actual, pueda desarrollar una estrategia integral que abarque diferentes aspectos de la seguridad vial, pero lo veo muy lejano porque carecemos de una cultura vial y todos manejan como les viene en gana, sin respetar la Ley de Tránsito, que es violentada todos los días y las diferentes Policías Municipales de Tránsito (PMT), tampoco tienen la efectividad para hacer cumplir la norma vigente.

En las ciudades y carreteras nos topamos con pilotos que rebasan, por donde se les antoja, otros que no respetan los límites de velocidad y en la mayoría de los casos sin la experiencia para conducir un vehículo de carga pesada o bien del transporte colectivo de pasajeros.

Y si a todo esto le sumamos la corrupción existente, en la forma como se hacen los exámenes, para la obtención de la primera licencia, se ve muy sombrío el panorama y tendremos que seguir leyendo, que cada día mueren, más y más personas, en hechos de tránsito, sin que los encargados de velar por la seguridad vial cumplan con su trabajo y los coloca en una situación complicada, porque tienen responsabilidades penales por incumplimiento de deberes.

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