Los tres medallistas que tenemos en Juegos Olímpicos, han dicho públicamente que el Comité Olímpico Guatemalteco (COG), los ha abandonado y que incluso por represalias no les han pagado los entrenadores, todo por el hecho de haber denunciado los actos de corrupción de Gerardo Aguirre Oestmann y su comité ejecutivo, quienes no son transparentes en manejar los recursos del deporte federado.
Este imperdonable proceder, que, por cierto, no es solamente contra los atletas que denuncian los actos de corrupción de la “clica del deporte federado”, es contra todos los que no se pliegan a los “berrinches” de los federativos, quienes creen ser los “dueños y señores” de las diferentes federaciones y asociaciones deportivas. Situación que debe cambiar, ya no es posible que sigan burlándose de la justicia.
Es importante recordar que todos estos directivos, se encuentran arraigados por orden de juez competente y están sujetos a investigación penal por haber, supuestamente adulterado, actas oficiales. Incluso la Contraloría General de Cuentas se ha constituido como acusador de los saqueadores del deporte, que espero no pretendan saludar con sombrero ajeno, porque las medallas han sido ganadas por la capacidad y destreza de los atletas.
Por cierto, antes que se me pase por alto, quiero felicitar a los atletas Adriana Ruano Oliva y Jean Pierre Brol, del tiro con armas de caza, quienes, en París, Francia, se hicieron de las medallas de oro y bronce respectivamente y porque no decirlo, también es justo, recordar la medalla de plata obtenida en 2012 por el marchista Eric Barrondo.
En este momento es importante que el Gobierno Central les dé un recibimiento de altura a los medallistas olímpicos, porque nos han dado una muestra de que “cuando se quiere, se puede”, ya que es bien conocido, por toda Guatemala, el saqueo que ha sufrido el deporte federado, que se encuentra en “trapos de cucaracha”, por la ambición de unos dirigentes que han encontrado en el COG y la CDAG un estilo de vida, despilfarrando y viviendo del dinero que administran del erario nacional.
La bienvenida debe ser bien planificada y sin tintes políticos de “politiqueros oportunistas”, quienes quieren “lavarse la cara” con el triunfo de los atletas medallistas, que incluso carecen de instalaciones propias para entrenar y están de inquilinos en el Club de caza, tiro y pesca que se encuentra en la zona 2 de la capital y es privado.
Lo que se esperaría es que los deportistas perciban lo que provocaron en el pueblo, una sociedad necesitada de hechos positivos, que se ha oxigenado con este triunfo de tanta convulsión socio-política, lo cual no permite que tengamos paz como nación y nos mantengamos confrontados entre los de derecha y los de izquierda, cuando deberíamos ser uno solo, para tratar de cambiar el destino de un país que ofrece oportunidades de vida para las nuevas generaciones.
Sería inconcebible y vergonzoso ver que el señor Aguirre Oestmann y su “pandilla”, se acerquen a felicitar a Adriana Ruano y Jean Pierre Brol, por su hazaña, porque no les han dado el apoyo necesario para su desarrollo deportivo y por el contrario ha sido la “piedra en el zapato” que incluso estuvo a punto de provocar, de que el entrenador español Martín Fariza, dejara de ser el preparador de la federación de Tiro.
Ya basta de permitir que los dirigentes deportivos sean descarados y se sigan enriqueciéndose a costillas de los atletas, quienes sufren precariedades cuando compiten en el extranjero, porque la mayoría del dinero, sirve para financiar los viajes de los dirigentes, quienes “turistean” con sus familias, disfrutan de paseos por todo el mundo, duermen en hoteles cinco estrellas y comen en los mejores restaurantes, a costillas de quienes sudan realmente la camiseta y ponen en alto el nombre de Guatemala.
Es el momento de cambiar el destino de Comité Olímpico Guatemalteco (COG) y la Confederación Deportiva Autónoma Guatemalteca (CDAG), donde el poder de decisión lo tienen los dirigentes, quienes por años han demostrado que no han sido asertivos, y por eso es que el Congreso de la República tiene la oportunidad, de hacer los cambios que se requieren, a la Ley del Deporte Nacional, para que la situación cambie y que sean los atletas los que decidan el destino del deporte federado.