Marco Tulio Trejo

mttrejopaiz@gmail.com

Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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En las redes sociales, en los últimos meses, han aparecido supuestos medios de comunicación que son ni más, ni menos canales de “desinformación”, no son medios de comunicación como quieren hacerlo cree porque al final son utilizados para desacreditar a políticos, empresarios, funcionarios públicos, periodistas, entre otros. Son “fachadas” que permite a los “politiqueros” hacerse pasar como comunicadores.

Estas páginas se dedican hacer críticas, comentarios, sugerencias para desinformar a la población y es un plan estructurado para afectar a personajes de la vida cotidiana de la sociedad. Este tipo de acciones van encaminadas a montar sin ningún tipo de ética historias que conllevan fines oscuros y aviesos para aparentar que son “monjas de la caridad”.

La Red del Internet es una herramienta digital creada para intercomunicar y mejorar la calidad de vida de las personas en el mundo, no para confundir y tratar de engañar a las sociedades con algo que aparenta ser, uno de los gremios, con mayor credibilidad en el mundo. No niego que se ha perdido ese estatus, pero a pesar de todo sigue siendo un baluarte para las democracias.

Hemos visto como de la noche a la mañana, varios “politiqueros”, quienes tienen un historial muy cuestionado y una agenda trazada, tratan de convertirse en los formadores de opinión pública y muchas personas caen en esos “engaños”, análisis, discursos y comentarios que gritan a los cuatro vientos. Por eso es bien importante que analicemos que es lo que vemos y que consumimos de información, pero sobre todo quienes son los personajes que nos hablan, porque nos están tratando de engañar.

Estos señores, por cierto, lo que si tienen de valor es que tienen un “cuero grueso en lugar de piel”, se hacen pasar como los analistas de temas que ellos mismos han violentado, durante su gestión “politiquera” en cargos y puestos públicos, donde han cometido hasta delitos y ahora quieren parecer “angelitos de primera comunión”, pero que en la realidad son personas que lo único que buscan es limpiarse la cara de todo lo “asqueroso” que han hecho.

Es bien importante mencionar que la suplantación de calidades es un delito, el Código Penal, en su Artículo 336. «Usurpación de calidad. dice: “quien se arrogare título académico o ejerciere actos que competen a profesionales, sin tener título o habilitación especial, será sancionado con prisión de cinco a ocho años, y multa de cincuenta mil a doscientos mil quetzales».

Estos señores, quienes los estamos viendo aparecer por arte de magia, hablan y escriben lo que se les ocurre en las redes sociales, sin presentar prueba alguna, no verifican lo que dicen, porque es un invento y de chismes o rumores no viven los medios de comunicación formales.

Lo que los “politiqueros” buscan es crear falacias: “engaño, fraude o mentira para que los guatemaltecos creamos en sus mentiras que quieren volver una verdad, pero se olvidan, de seguro ni lo saben, que la función de la comunicación es informar, educar, orientar y entretener, para construir y no destruir como lo que están haciendo en este momento con estos programas que son una fachada con olor de política.

No critico a nadie por la forma en que quiere hacer uso de la Libre expresión del Pensamiento, solamente estoy trato de hacer conciencia que este derecho fundamental conlleva un derecho universal, pero que también tiene responsabilidades, incluso penales si no lo hacemos como corresponde, con respeto, educación, propiedad y sobre todo con la verdad, sin sesgos muchos menos intereses oscuros.

Los que mienten, difaman, injurian, calumnian, inventan, no verifican, no contrastan cometen delitos, cruzan una línea que es muy delgada y que está definida en el Decreto número 9 de la Asamblea Constituyente. Eso es lo que debemos evitar y eso solamente se logra al hacer un buen uso de las redes sociales o cualquier medio de difusión, sea escrito, radial, televisivo y digital.

Por esta razón es que debemos de estudiar el Decreto número 9, de la Asamblea nacional Constituyente de la República de Guatemala, que regula todo lo concerniente a lo que expreso en este artículo: En el “Capítulo III, Delitos y faltas en la emisión del pensamiento, Artículo 27o.- “Nadie puede ser perseguido ni molestado por sus opiniones; pero serán responsables ante la ley quienes falten al respeto, a la vida privada o a la moral, o incurran en los delitos y faltas sancionados por esta ley».

Mientras que el Artículo 28o. dice: “Pueden dar lugar a juicio de jurado y sanciones, conforme a esta ley, las publicaciones en que se abuse de la libertad de emisión del pensamiento en los casos siguientes: a) Los impresos que impliquen traición a la patria; b) Los impresos que esta ley considera de carácter sedicioso; c) Los impresos que afecten a la moral; d) Los impresos en que se falta al respeto de la vida privada; y e) Los impresos que contengan calumnias o injurias graves”.

Esta situación hace necesario que las Entidades de Prensa pongan las barbas en remojo y que actúen como lo dicta la Ley porque si bien la libre expresión es un derecho humano: el que la ejerce tiene que respetar normas jurídicas y normas de conducta. Hasta para hablar en un micrófono hay una regulación y existe una licencia que debe ser extendida por el ente regulador.

Los que usan las redes sociales deben de leer la Ley de Emisión del Pensamiento, porque es allí donde está plasmado el procedimiento para hacer valer este derecho ciudadano, que es sagrado, porque forma un criterio en las personas de hechos que nos afectan como sociedad y es muy diferente para los periodistas, acreditados y en el ejercicio de su función, que, para un columnista de opinión, porque en la mayoría de casos no es periodista.

Tampoco para los que dicen ser “influencer”, personajes que tienen muchos seguidores, y que al final de cuentas deberían de medirse y no cometer cada barbarie (falta de cultura o civilidad), que escriben porque son un ejemplo para muchas personas y son personajes públicos. Lo que, si debe de admitir, es que hay muchos “influencer” que si son profesionales, éticos y responsables con lo que escriben.

Este artículo no trata de censurar o ir en contra de la Libertad de Expresión. Este artículo lo que persigue es que las personas entendamos que ejercer un derecho no es sobre pasarse sobre el derecho humano que tenemos todos los pobladores de este planeta, pero no podemos permitir que gente inescrupulosa nos trate de dar “atol con el dedo”.

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