Han pasado 38 años desde que elegimos un gobierno democrático y desde esa época hemos escuchado, sobre la problemática que sufre la infraestructura escolar pública, la cual tiene más de 36 mil centros educativos, que sufren una serie de carencias y deficiencias que no permiten tener las condiciones mínimas para recibir clases y que afectan a más de 1 millón de escolares.
Recientemente, el Ministerio de Educación -MINEDUC- reveló el informe “Carencias Sustanciales y Necesidades”, en donde se menciona que más de 10 mil centros educativos tienen problemas de infraestructura, que no cuentan con servicio de agua, energía eléctrica y sanitarios, así como ambientes que no tienen las condiciones mínimas para que los escolares puedan desarrollarse de una mejor manera en su nivel educativo.
El 48% de las escuelas e institutos del sistema nacional tiene algún tipo de daño en los techos, el 42% cuenta con problemas en el piso, el 55% en las puertas y ventanas de las aulas y el 58% necesita mejorar los servicios sanitarios, entre los inconvenientes detectados en los edificios educativos, el 15 por ciento tiene falta de servicios de agua potable, el 24 por ciento de energía eléctrica, mientras que más de la mitad no tiene drenajes.
Debido a estas precarias condiciones, el MINEDUC ha anunciado el remozamiento de más de 4 mil 100 establecimientos educativos, que van a ser reparados con una inversión de más de Q309 millones. Los avances de estos trabajos se encuentran en un 90 por ciento, lo cual permitirá que en el segundo trimestre se tengan mejores centros educativos. Eso esperamos, porque hasta no ver no creer.
Los edificios escolares públicos, según datos que revela la Asociación de Investigación y Estudios Sociales -ASIES-, generalmente acogen dos o incluso tres jornadas educativas, lo que hace que el deterioro sea mayor y más acelerado. Por aparte, “el mantenimiento de los edificios del sector público, que en algunos casos considera reparaciones emergentes, depende, en términos generales, de la capacidad de gestión de los padres de familia, aunque impacta en el rendimiento académico del estudiantado”.
Pero toda esta problemática deviene de la corrupción enraizada en el Estado y donde cada vez más los “politiqueros” demuestran, que se han vuelto más descarados y sinvergüenzas, porque no tienen vergüenza para hacer de las suyas, incluso el anterior gobierno anunció la construcción de las Escuelas Tipo Bicentenario, las cuales al final del día fueron sobrevaloradas y en otros casos su construcción brilla por su ausencia, pero el presupuesto de las mismas si fue plenamente ejecutado.
Realizar la construcción de las Escuelas Bicentenario hubiera sido un avance significativo en la educación y de bienestar para la población educativa. Especialmente con los menores de edad, que hubieran podido ocupar espacios dignos para su formación, pero lamentablemente pudo más la avaricia, que la conciencia de estos “piratas modernos”.
En dado caso este proyecto hubiera sido realizado, por empresas honestas, cuyos dueños hubieran pensado en el desarrollo educativo del país, otra cosa estuviera contando. Los diseños planificaron la construcción de veinticinco aulas para primaria y nueve para preprimaria, un laboratorio y un salón de computación, así como todos los servicios esenciales de funcionamiento. Algo así como: “Alicia en el país de las Maravillas”.
Las 10 escuelas adjudicadas, cada una según la Ley de Compras y Contrataciones, tenía un presupuesto de construcción de Q46.7 millones, pero al final cada una tuvo una sobrevaloración que hizo que en vez de Q460 millones presupuestados, se pagaran Q564.3, una diferencia de Q67 millones que deben ser investigados y auditados por la Contraloría General de Cuentas, para ver en manos de quién quedó ese dinero.
Allí es donde debería aparecer un verdadero sindicalista y no uno como Joviel Acevedo, que puede más su ego y sus ansias de poder, lo cual hace un personaje “nefasto”, que se preocupa más en despilfarrar de Q2 mil millones de presupuesto, para cumplir sus gustos y excentricidades, que únicamente lo benefician a él y a su “sequito”, quienes nunca han pensado y jamás pensarán en el desarrollo educativo nacional.
Por eso cabe decir: “Malaya poder tener un buen ministro de Educación”.