El grupo de “politiqueros” que se han dedicado a minar la institucionalidad de los tres Poderes del Estado, no se han puesto a pensar que son “aves de paso”, que no son dueños de las entidades que han debilitado, por esa ansia de mantener un estatus quo les permite “vivir como reyes” de una manera cómoda, sin tener más que pensar cómo aprovecharse del dinero de los impuestos que son cuentadantes.
Por eso cabe mencionar cuál es la verdadera función de los Poderes del Estado: su principal razón de ser “es representar al pueblo, pero también se encarga de decretar, reformar y derogar las leyes según sea para el beneficio del pueblo guatemalteco”. Dicho esto, no debería ser de beneficio personal, sino que colectivo y por eso es que los “politiqueros corruptos” no quieren dejar la “guayaba”.
Los que dirigen estos poderes se han vuelto descarados, no les importa lo que diga la sociedad, mientras que ellos estén con los mejores sueldos, viáticos, comida, vehículos y seguridad, entre todas las cosas que se “recetan”, para mantener un nivel alto entre su círculo familiar y de amigos, donde ellos lucen con “sombrero ajeno” un dinero que no generan, sino que han agarrado de las “arcas del Estado”.
Lo que hay que dejarles en claro a estos funcionarios, es que todo lo que sube, baja y la caída es más dura, duele más y se raspa. La acción que cometió hace dos días la presidenta del Congreso, Shirley Rivera es una muestra de que están dispuestos a todo para no dejarse quitar el poder que ostentan, pero no se dan cuenta que en ese afán han cometido ilegalidades y delitos.
Es vox pópuli que el Estado tiene cientos de “plazas fantasma”, las cuales fueron creadas desde los puestos de mayor rango, donde los “corruptos” han beneficiado a sus amigos y amigos de los amigos. Han formado grupos de supuestos asesores que llegan a hacer como que trabajan una vez al mes y se reúnen en los despachos ministeriales para hacer creer que están elaborando proyectos, los cuales nunca son presentados.
Los susodichos son contratados en grupos de 20 personas, quienes en horarios estipulados llegan a los despachos y hacen como que van hacer algo, pero lo que en realidad hacen son las tareas de la Universidad o bien de los trabajos donde sí cumplen una función laboral.
En el caso que estoy detallando, todo es una fachada y los “supuestos asesores” desfilan para que los demás trabajadores de las entidades gubernamentales los vean y comenten que estos personajes trabajan mucho, en horarios fuera de oficina, pero su principal función es cobrar los cheques que les entregan el día que supuestamente llegan a laborar.
Al recibir su pago, por el arduo trabajo realizado, los “honorables ciudadanos” cambian los cheques por montos, de la no despreciada cifra de Q25 mil, que son repartidos de la siguiente manera: Q10 mil para los ministros y Q15 para los supuestos “asesores, quienes felices hacen sus informes en donde colocan cualquier ensarta de mentiras que justifiquen el pago recibido.
Aquí lo interesante es hacer números, los Ministros reciben por firmar las plazas Q200 mil mensualmente y el erario pierde Q300 mil en personajes que se embolsan un dinero que no se ganaron y que puede servir para desarrollo social como: infraestructura, educación, salud y seguridad alimentaria.
Pero lo más interesante es que mensualmente sacan estos corruptos Q500 mil (medio millón de quetzales), y si lo multiplicamos por un año (12 meses) son Q6 millones que se llevan para engordar sus cuentas bancarias. Es importante decir que este anómalo proceder se ha replicado en los tres Poderes del Estado.
Solamente en el Organismo del Ejecutivo son 13 ministerios que funcionan y que se han convertido en una “cueva de ladrones”, podría ser que no todos los Ministros de Estado sean de esta calaña, pero sí una gran mayoría en donde han sido colocados funcionarios por compadrazgo y para pagar facturas políticas, tales como las de los financistas que han invertido dinero en “campañas” y que al llegar al puesto gubernamental llegan a recuperar la inversión.
Sería bueno que el próximo gobernante tome cartas en el asunto y si tiene voluntad política llegue a erradicar este problema que afecta el desarrollo de una Nación, la cual merece funcionarios probos y que cumplan con el juramento que realizaron en el momento de la toma de posesión del cargo.