El Tribunal Supremo Electoral (TSE), es uno de los entes que han perdido reputación por la falta de credibilidad de sus magistrados, quienes no se ponen a pensar que son aves de paso y que al cumplir su mandato van a dejar una institución que en años anteriores era un ejemplo a seguir en Guatemala y fuera de nuestras fronteras.
Estamos en la recta final del proceso electoral 2023-2028, el cual ha sido atípico y que se ha visto envuelta en una serie de señalamientos por la forma de emitir resoluciones que más pareciera que trata de “huizachadas”, porque han carecido de una línea clara para emitir los criterios.
Pero en lo que no han fallado los “honorables magistrados” es en recetarse, en menos de dos años, más de Q9 millones 300 en viajes y que han puesto en peligro la credibilidad de un proceso electoral que debería de tener el apoyo de todos los votantes, para que no hubiera una sola duda de que pueda existir un fraude, tal como ocurrió en el proceso del 2019-2023.
Este dato ha sido obtenido de la Oficina de Acceso a la Información Pública del organismo electoral. Lastimosamente, los señores “magistrados” no presentan informes sobre sus viajes y únicamente se limitan a gozar de los viáticos que reciben para ir a pasear a otras latitudes.
Los “honorables magistrados” del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no tienen la culpa, la tienen aquellos Diputados al Congreso de la República, quienes votaron por su nombramiento, aún con el agravante de que la mayoría de los togados han sido políticos partidistas y que tienen intereses propios. Estos “honorables” congresistas también son corresponsables de lo que sucede en estas elecciones generales.
Cada nueva magistratura ha ensombrecido la imagen institucional del TSE y de seguir así vamos a tener que cambiarle el nombre al ente que rige nuestros procesos electorales, porque ya nadie cree en el trabajo que realizan y esto ensombrece nuestra democracia a nivel internacional.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), han desgastado tanto la entidad que muchas personas hablan de que esta consumado un fraude, situación que es muy aventurado asegurar, pero con todas las malas decisiones y necedades ellos mismos cavan la tumba de una institución que ha perdido credibilidad con el paso de los años.
Los actuales magistrados van a cargar el señalamiento de que para ocupar los cargos tuvieron que incurrir en la supuesta compra de títulos de una maestría en la Universidad Da Vinci, cuyos certificados de graduación fueron extendidos de una manera anómala, incluso la rectoría de la mencionada Casa de Estudios confirmó los señalamientos y que los mismos sirvieron como requisito para optar a las magistraturas del TSE.
Mientras los funcionarios públicos no llenen los requisitos indispensables que estipula el Artículo 113 de la Constitución Política de la República que dice: “Los guatemaltecos tienen derecho a optar a empleos o cargos públicos y para su otorgamiento no se atenderá más que a razones fundadas en méritos de capacidad, idoneidad y honradez”, no vamos a tener instituciones sanas que den confianza y certeza de que se trabaja por el bien común y no por intereses “polítiqueros”.
Esperemos por el bien de Guatemala, que las Juntas Electorales Departamentales hagan su trabajo y que ese procedimiento de cuidar y contar manualmente la decisión de la población en las urnas, se mantenga y que podamos decir misión cumplida, no todo está podrido en esta nación que esta urgida de un cambio que nos permita tener mejores oportunidades de vida, para las nuevas generaciones.