Marco Trejo
En este hermoso y bello país ser periodista, se ha convertido en ser señalado de “delincuente”, pero no por ser mañosos o mafiosos, sino que por sacarle los trapos al sol, a los que se aprovechan, de sus puestos públicos para convertirse en los nuevos ricos de esta sociedad.
A nuestros gobernantes no les gusta que se les digan las verdades de frente en los medios de comunicación, les gusta que los adulen y que se fije la mirada para el otro lado donde se cocinan los grandes negocios y los grandes saqueos del erario nacional. Esto no lo digo yo, estamos en puestos alarmantes en el ranking de más corrupción en América Latina.
Lo preocupante es que ahora se utilice a los administradores de justicia para que inventen, fabriquen e implanten evidencia falsa para acallar a la prensa, pero eso no va suceder, los periodistas estamos de pie y estamos convencidos de que la verdad debe prevalecer en este país, estamos dispuestos a cualquier tipo de consecuencia porque nuestra labor es revelar los inmundicias de los que están en el poder.
El miércoles 9 de junio se revivieron épocas oscuras donde las “autoridades” inventaban delitos y perseguían a quienes les decían sus verdades con nombre y apellido propio, eso no les gusta a los que andan en malos pasos. Hoy en pleno Siglo XXI se vuelven a revivir esos tiempos de represión, de autoritarismo y que muchas ocasiones se ha dicho: ¡Nunca Más!
El juez de primera instancia penal, Geisler Smaille Pérez Domínguez firmó una orden de allanamiento, sin una investigación seria y sustento legal, no firmó la carta de Santa Claus, firmó un documento para atemorizar una familia que no tiene nada que ver con el crimen organizado.
Ahora es evidente que este juez, quien es señalado por la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), en el expediente de investigación del caso de Comisiones Paralelas, se congratuló, con algún sector interesado, en provocar temor para acallar a la prensa. Es bien importante señalar que si el juez Pérez Domínguez se atrevió avalar esta aberración legal, de que no será capaz de hacer por mantener el cargo que ostenta y que debería llevar con dignidad y orgullo.
Este juez rubrico una orden judicial, sin fundamento legal, contra el editor de elPeriódico de Guatemala, Juan José Corado, quien su único delito es ser periodista, pero que su acoso lleva un mensaje subliminal contra toda la prensa en general.
Corado al comunicarme, vía telefónica, para solidarizarme con él me comentó, que la fiscal que dirigía el operativo, le había asegurado que todos sus bienes estaban en orden y que no encontraron ningún ilícito en su residencia, por lo que decidieron retirarse y únicamente le dejaron un papel que únicamente contenía datos sobre el procedimiento realizado.
Pero lo más interesante de este hecho, es que antes de que llegara hacer el cateo, Corado ya había sido alertado del hecho y no era ajeno al mismo, lo cual demuestra que no tenía nada que esconder y se quedó a esperar el contingente que llego a su residencia.
Posteriormente, el periodista se enteró en los medios de comunicación que la diligencia había sido porque, investigan una banda de robacarros internacional, lo cual es totalmente irrisorio, porque no tenían un fundamento legal, que lo involucre en este tipo de hechos que son evidentes, cuando alguien se dedica a este tipo de actividades ilícitas.
Vamos a ver qué pasa y que medidas tomará la fiscal General, Consuelo Porras, quien siempre ha asegurado que todas sus acciones son basadas en ley y que es muy respetuosa de las mismas, por lo que tendremos que esperar, si esta “vigilante” o hace lo que le corresponde, en este caso iniciar acciones legales y administrativas contra los responsables de haber llevado a cabo este allanamiento que no tiene evidencias para haberlo ejecutado.
No podemos permitir que este tipo de casos sigan sucediendo, todos estamos a expensas de que nos pueda suceder un caso similar, ser acusados de hechos infundados e inventados, lo cual pone en riesgo la justicia en Guatemala, porque no tenemos la certeza de que nuestros administradores de justicia estén al servicio de la verdad.